Serie: Pensamiento (XIX)
Un
polémico legado
NIETZSCHE
Pablo Ney Ferreira
El siglo XIX fue el siglo del liberalismo, el de las modernas democracias constitucionales de Europa occidental y América. Es también el siglo de las utopías socialistas y del moderno pensamiento de izquierda. En esos momentos un pensador y filósofo alemán sacude los cimientos del pensamiento occidental y proclama que "Dios ha muerto", Este ser tan increíblemente osado es Friedrich Nietzsche.
El siglo XIX ha sido considerado por algunos historiadores como el siglo del liberalismo debido a la notable influencia que los principios del liberalismo político tuvieron por entonces sobre las élites políticas y sobre algunos sectores intelectuales.
A este proceso le es contemporáneo el establecimiento de modernas democracias constitucionales en numerosos países fundamentalmente de Europa occidental y de América latina. Pero el siglo XIX, también está lleno de sorpresas, es también el siglo de las utopías socialistas y además es el momento donde el pensamiento de Marx, y en general todo el moderno pensamiento de izquierda entra a los escenarios de la historia con una fuerza pujante y creciente.
Es en esos momentos, a fines del siglo XIX, cuando un pensador y filósofo alemán va a sacudir los cimientos de todo el pensamiento occidental desde sus mismas bases constituyentes, cuestionando todos los presupuestos filosóficos anteriores con una fuerza avasallante; es el mismo que orgullosamente proclamó que "Dios ha muerto", liquidando de un plumazo las preocupaciones existenciales del ser humano y su eterno monólogo con la divinidad, haciendo tambalear el mito de Dios y con él a todo el pensamiento religioso. Este ser tan increíblemente osado es ni más ni menos que Friedrich Nietzsche.
En el presente artículo pretendemos analizar brevemente algunos aspectos de la vida de uno de los más famosos representantes de la filosofía alemana moderna, además de presentar someramente las críticas que sobre ella realiza el filósofo y pedagogo uruguayo Carlos Vaz Ferreira.
Este filósofo alemán nació en Röcken, una pequeña ciudad de la Turingia sajona, anexada a Prusia en 1815, en el año 1844. A los quince años, sufrió la pérdida de su padre, quien era pastor protestante (luterano), característica que lo asemeja a las peripecias familiares de otro gran crítico de los ánimos religiosos de la humanidad, cuyo padre también tenía grandes inquietudes religiosas: el otro gran ateo decimonónico, Carlos Marx.
Además de las primeras inquietudes religiosas, el padre de Nietzsche le deja una terrible herencia genética: una propensión a padecer terribles migrañas y una aguda miopía. La salud del filósofo será un dato inevitable al hacer un juicio categórico sobre su actividad filosófica, además también hay que tomar en cuenta su estado mental que se desarrolla en un continuo deterioro progresivo hasta caer en los últimos diez años de su vida en la más profunda de las tinieblas de la razón.
Nietzsche, desde muy joven estudió piano y gustaba a menudo de escribir poemas que mostraba orgulloso a sus parientes; a los catorce años ingresa a la prestigiosa institución Pforta, fundada por frailes cisterciences y bernardinos, establecimiento que supo albergar entre sus muros a célebres filósofos como Fichte o Schelegel, así como al gran poeta Novalis, autor de los célebres "Himnos a la Noche".
El joven Nietzsche demostró ya tempranamente sus inquietudes por el pensamiento filosófico, por la antigüedad clásica, y particularmente por la filología, disciplina que impartirá prontamente en la Universidad de Basilea, lugar donde a los veinticuatro años se le otorgó una cátedra universitaria, sin aún haber conseguido su doctorado.
Pese a ser intelectualmente brillante, no era apto para la vida académica, tal como lo puso de manifiesto la publicación en 1872 de "El nacimiento de la tragedia", una reinterpretación embelesada y ditirámbica de los orígenes del célebre género griego (además de otras consideraciones), que escandalizó a sus pares por su tono poético y debido a la falta de aparato crítico. La vida universitaria requiere algo más que brillantez; una cierta disciplina académica compartida además de ciertos requisitos formales en la elaboración de las investigaciones, cosa que el gran filósofo alemán no poseía (al menos no demostraba poseer), o no gustaba de manifestar.
UNA FILOSOFIA ICONOCLASTA
Las amistades también jugarían un lugar destacado en la formación de Nietzsche, la cercanía en Basilea del historiador Jakob Burckhardt y del teólogo agnóstico Franz Overbeck, además de los extraordinarios helenistas Erwin Rodhe y F. W. Ritschl, marcaron su destacada personalidad profundamente iconoclasta, y lo llevaron a cuestionar activamente a todos los grandes santuarios del pensamiento occidental.
Nietzsche lee atentamente la obra de Burckhardt "La cultura del Renacimiento en Italia", y sueña con la organización de "claustros laicos", una suerte de seminarios para filósofos jóvenes, aunque abandona pronto la idea por ser del todo irrealizable.
Una amistad muy especial unió también a Nietzsche con Wagner; ésta surge a partir de la presentación a la que asiste el filósofo, de la obra "Los maestros cantores de Nuremberg", la que maravilla a Nietzsche, iniciando así la que será una larga y profunda admiración por el famoso músico alemán.
Es esta una de las épocas más felices de la vida de Nietzsche; casi en seguida se vuelve un asiduo visitante de la casa de Wagner en Triebsche, situada a orillas del lago Cuatro Cantones, cerca de Basilea. El músico alemán llega a alojar al filósofo en su propia casa, manteniendo un intenso intercambio de ideas valorado por ambos. Pero todo esto no duró demasiado tiempo, ya que el alocado devenir emocional de Nietzsche lo llevó no sólo a enemistarse con Wagner, sino a escribir posteriormente en forma muy dura contra él, contradiciendo sus opiniones anteriores.
En el período inmediatamente posterior a este idilio intelectual, se desata la guerra franco-prusiana, a la que el joven filósofo alemán se incorpora para servir en las ambulancias del ejército alemán. Es en el curso de estas actividades donde Nietzsche contrae la disentería y la difteria y pasa a vivir por una temporada con su madre en Naumburg para restablecerse. Luego continuarán su rosario interminable de enfermedades: neuralgias, insomnios, trastornos de la vista, dolores de estómago, ictericia, todo lo cual conforma una suerte de círculo dantesco que lo persigue por doquier.
UN EPISODIO CLAVE
Es también muy famoso el episodio donde Nietzsche contrae la sífilis, enfermedad que va a terminar con su vida, terminando previa y progresivamente con su lucidez y con su genio intelectual.
En opinión por demás romántica de Thomas Mann, el genio de Nietzsche procede de su enfermedad, y en un ensayo sobre su figura relata un episodio que va a ser crucial para la formación de su temperamento, y que luego se hizo célebre al inspirarse en él Luchino Visconti para una escena de su película "Muerte en Venecia". Cuando Nietzsche contaba con sólo veintiún años realizó una excursión solitaria a la ciudad de Colonia, y contrató los servicios de un guía para visitar la ciudad. Cuando el paseo parecía haber finalizado, el joven pide a su guía que lo encamine hacia un restaurante para cenar, pero éste lo lleva sin advertírselo a un burdel.
Adolescente, puro y erudito, Friedrich se halló con toda su timidez a cuestas delante de un plantel de mujeres apenas vestidas con gasas y lentejuelas que lo miraron con expectación y sorna.
Ruborizado y perplejo, al joven no se le ocurrió mejor cosa que cruzar con el poco aplomo del que supo hacer acopio el amplio salón, para refugiarse según sus propias palabras, "en el único ser dotado de alma de aquella reunión": un piano.
Después de interpretar unos cuantos acordes se serenó y logró huir. No obstante, un año después volvió voluntariamente a aquel lugar, para mantener contactos con aquellas mujeres "sin alma". Contrajo allí la sífilis, en un alegre acto que sin duda hubiera sido definido por él mismo como dionisíaco.
En "El caso Wagner", obra escrita en su última etapa italiana, ya bajo los destructivos efectos que la sífilis hacía en su cerebro, presenta un conjunto de juicios negativos sobre quien fuera su amigo, acusando a toda su obra como "demasiado cristiana", comenzando así sus desvaríos más violentos dirigidos preferentemente al cristianismo, tarea que fundamentalmente realiza en "El Anticristo", obra que manifiesta oscuras estelas de odio hacia el legado e influencia práctica (y fundamentalmente hacia los fundamentos morales y sus efectos) de los discípulos del judío llamado Jesús de Nazaret; no así con la personalidad de Jesús, a quien considera personalmente como un librepensador.
¿COMO LEER A NIETZSCHE?
La obra de Nietzsche como vimos no puede ser encontrada en sendos tratados sistemáticos, sino que muy por el contrario, da la impresión de querer expresarnos sus propias experiencias vivenciales por medio de una prosa de una belleza sublime, incluso en su traducción al español. Podemos dividir la obra filosófica de Nietzsche en dos, según opina nuestro gran filósofo Carlos Vaz Ferreira: por un lado lo sistemático del pensamiento de Nietzsche, y por otro, el Nietzsche más fermental, fundamentalmente en sus aforismos, pero esto lo veremos al final, donde analizaremos la visión y la valoración que Vaz Ferreira hace del célebre filósofo alemán.
Podemos, no sin cometer el pecado de la generalización, englobar y sumergir a Nietzsche en la tensión que provocó en la Europa decimonónica el surgimiento de la sociedad de masas y su relación conflictiva con la conciencia crítica individual, y concretamente en Nietzsche frente al individuo heroico. Es muy probable que este estado de cosas, y sus repercusiones sociales hayan tenido una importante impronta en el desarrollo de sus ideas.
En Alemania ya existía una fuerte reacción romántica contra la muy influyente corriente iluminista, fundamentalmente de origen francés y de gran prédica universal. Esta era encabezada entre otros por el poeta Herder y por el teólogo Haman; estas reacciones pueden estimarse por un lado como una reacción de la voluntad del individuo, de su autonomía y de la creatividad frente al exceso de racionalismo y la mesura de la que se acusaba a la ilustración, y además por otro lado es sin duda posible percibir la existencia de un cierto "celo" germánico por la creciente hegemonía cultural francesa.
Nietzsche había leído atentamente a Schopenhauer, (quien fue para él como Hegel fue a Marx), particularmente su sombrío trabajo "El mundo como voluntad y como representación". En esa obra pesimista, nihilista, escéptica, que todo lo negaba, Nietzsche descubrió una visión clara del mundo, lo veía como en un espejo, según gustaba decir él mismo "en ella yo veía enfermedad y curación, destierro y refugio, infierno y cielo".
A partir de esto, "el asesino de dios", elabora un diagnóstico del porqué de la presunta decadencia de la civilización occidental; ésta era explicada debido a la desmesurada confianza que se depositaba en la razón en desmedro de la voluntad creadora y del instinto. Esta enfermedad de occidente era ni más ni menos que la creación de la civilización clásica griega: Nietzsche responsabilizaba a Sócrates y a Platón de la falta de innovación que reinaba en occidente, y más directamente culpaba a la razón como lógica exclusiva del conocimiento y del desarrollo intelectual en desmedro de la creatividad emotiva.
En la que quizás sea su mejor obra, Nietzsche nos dice (o mejor dicho le hace decir a Zaratustra): "Vi que una gran tristeza se apoderaba de los hombres. Los mejores estaban hartos de su trabajo... Todo es vacío, todo es indiferente, todo fue", la intelectualización y la formalización de los análisis racionales le habían quitado la capacidad de inventiva y de generar argumentos que ayudaran a la humanidad a escapar del escepticismo.
"Así hablaba Zaratustra", al contrario de la mayoría de las obras del filósofo, escritas en prosa, es una especie de poema filosófico que lo introduce al autor en un grupo selecto de la tradición filosófico-literaria occidental que incluye a Lucrecio, a Dante y al propio Goethe.
ENTRE LO APOLINEO Y LO DIONISIACO
La reinterpretación del legado griego que propone Nietzsche, es además de dudosa, sin duda muy original y removedora. El estudioso de la historia intelectual Roland Stromberg nos define magistralmente en este párrafo el pensamiento de Nietzsche cuando analiza el modo de pensar helénico: "Nietzsche consideró que el genio de la Hélade no provenía originariamente de un gozoso optimismo (como habían sugerido tan a menudo los románticos), sino del sufrimiento trágico, y que no se componía tanto de un racionalismo científico y filosófico como de una emotividad primigenia templada por la razón. Para Nietzsche, Dioniso -cuyo culto incluía danzas rituales extáticas y orgiásticas- se convirtió en símbolo de esa fuerza primigenia sin la cual los hombres no pueden ser auténticamente creativos.
Los griegos fueron grandes porque tuvieron a Dioniso y a Apolo. Aunque no fueron racionalistas, estaban imbuidos de la voluntad de vivir. Su mejor época fueron los tiempos de los filósofos y los dramaturgos primitivos, de Heráclito y Esquilo. Platón y Eurípides jalonan su decadencia, algo que lamentablemente la civilización occidental heredó con más ímpetu que su grandeza."
Lo dionisíaco (vida, entusiasmo, exhuberancia) debe estar templado por lo apolíneo (arte, medida, composición), aquí está la clave para Nietzsche del desarrollo humano creativo, la llave de escape de la mediocridad iluminista. Pero el énfasis en los aspectos dionisíacos es fundamental para Nietzsche, ya que es allí en donde está el secreto de la creatividad y la huida de la razón opresiva.
Pero uno de los rasgos fundamentales del pensamiento nietzschiano es su profunda aversión por el cristianismo. Quizás comenzó en su obra "Así hablaba Zaratustra" a prefigurar la muerte de Dios, para terminar objetivando precisamente en el cristianismo todo su odio.
En "La gaya ciencia", la crítica que Nietzsche hace de Dios no es una crítica académica basada en elementos de juicio positivistas, muy de moda en su época, sino una oposición visceral. Dios es "una objeción contra la vida, en vez de su trasfigurado y eterno sí" y "la fórmula para toda detracción de este mundo, para toda mentira del más allá". Como ya vimos, los ataques anticristianos también son de su gusto: "Yo considero al cristianismo como la peor mentira de seducción que ha habido en la historia", escribe en "La voluntad de poder", y con igual fuerza ataca a la moral cristiana a la que acusa de no estar a la altura del "superhombre filosófico" por él predicado, e inclusive hace gala de una suerte de moral relativista, señalando que toda moral es una construcción arbitraria.
La "Muerte de Dios" el "Superhombre" y el "Eterno retorno", constituyen la clave del proyecto de sociedad o del diagnóstico que Nietzsche realiza de la realidad y de sus potenciales desenlaces. La muerte de Dios dará al hombre su verdadero lugar en la humanidad y liberará innumerables caminos que el hombre aún hoy no conoce.
NIETZSCHE SEGUN VAZ FERREIRA
La visión que de Nietzsche realiza Carlos Vaz Ferreira es interesante por varias razones. Una de ellas es la proximidad en el tiempo en la que Vaz Ferreira analiza la obra de Nietzsche; sus análisis corresponden al año 1920, etapa en que el pensamiento del filósofo alemán es recibido masivamente en todo el mundo; otra de ellas es precisamente la curiosidad de ver cómo un filósofo uruguayo en los años veinte valora y recibe toda la polémica labor crítica del pensamiento nietzschiano. Carlos Vaz Ferreira brinda cuatro conferencias sobre Nietzsche que son recogidas en una publicación denominada "Tres filósofos de la vida", que comprende trabajos sobre William James, además de un intercambio epistolar con Miguel de Unamuno.
Ante todo, Vaz Ferreira se queja animosamente de lo poco que se lee a Nietzsche, y de lo mal que se lo lee. Según el autor de "Lógica viva", el pensamiento de Nietzsche puede dividirse en dos: por un lado digamos el Nietzsche convencional, el que todos mal o bien conocemos, el del "Superhombre", el aristocrático, el del dominio de una clase sobre otra, el inspirador del nazismo (esto no lo dice Vaz Ferreira aquí), el enemigo de la moral, etc.., y por otro lado, el Nietzsche fermental, como él lo denomina.
Para Vaz Ferreira, una buena lectura de Nietzsche debe centrarse fundamentalmente en los aforismos y en los escritos breves: "La riqueza sin igual, de la obra de Nietzsche, es otra: está en ideas, en sentimientos, en las sugestiones y en su psiqueo inclasificable, que constituyen la más valiosa parte, y que hay que buscar sobre todo en los libros compuestos de pensamientos o fragmentos sueltos, no subordinados a ninguna idea directriz ni a composición (aunque se encuentra también abundantemente en las obras que quisieron ser sistemáticas)."
Según Vaz Ferreira hay que tomar a Nietzsche como un permanente fermento intelectual; dos o más veces repite una analogía entre un inventor de una buena levadura y la obra de Nietzsche: el inventor de la levadura se pone a hacer vino y es posible que el resultado de tal obra sea de pésima calidad, lo que no impide que otra persona utilice la misma levadura y produzca un vino muy bueno; quizás la obra sistemática nietzschiana no sea todo lo efectiva que soñó su autor, pero sí es posible la utilización de sus aforismos, para construir pensamientos inestimables, y para cuestionar todo lo dado, inclusive lo que hay de sistemático en la obra del propio Nietzsche. Esta parte de su obra (los aforismos) es ponderada abundantemente por Vaz Ferreira brindando numerosos ejemplos en las cuatro conferencias en las que analiza al pensador alemán. Repite Vaz Ferreira, en palabras que podrían ser actuales: "Al mejor Nietzsche -repito- no se lo conoce; mientras que el peor y secundario, es el que se expone, se discute, se cita y el que se ha popularizado y traducido en efectos prácticos, y el de usos religiosos, sociales y guerreros".
LAS CONTRADICCIONES EN EL PENSAMIENTO DE NIETZSCHE
Vaz Ferreira analiza la obra de Nietzsche a lo largo de las cuatro conferencias, y va encadenando numerosas contradicciones que según él, no son difíciles de encontrar en una obra por momentos caótica y pasional.
Vamos aquí a tratar cuatro de las contradicciones que el estudioso uruguayo analiza en sus estudios nietzschianos: 1. Entre la idea del eterno retorno y la condición de superhombre; 2. el principio dionisíaco y su relación con los pretendidos esclavos; 3. las relaciones de dominación aparecen invertidas en la filosofía de la historia nietzschiana; 4. en su análisis del cristianismo.
La idea del eterno retorno es según Vaz Ferreira por lo menos de dudosa compatibilidad con la aparición del superhombre. Dice Vaz Ferreira: "No siendo infinitas las combinaciones posibles, es forzosa la repetición y por consiguiente el ciclo cósmico, y por lo tanto humano"; la idea del eterno retorno no parece estar muy en concordancia con la aparición del superhombre, el cual estaría en conflicto con la mediocridad basada exclusivamente en la dupla apolínea-racional socrática, puesto que el superhombre una vez instaurado sería nuevamente derrotado por algún tipo de factor limitante de su superioridad por demás manifiesta, lo que lo haría fracasar en su proyecto superior, posibilitando el retorno de alguna etapa anterior encabezada por las fuerzas primitivistas.
La segunda contradicción que señala Vaz Ferreira refiere a la impronta dionisíaca del cristianismo; según dice el autor "...el principio dionisíaco, era, se manifestaba mucho más intenso y profundo en los pretendidos esclavos que en los dominadores sociales, y desde este punto de vista, por ejemplo, el cristianismo, sea cual sea nuestra apreciación sobre él fue un movimiento dionisíaco". Esto afecta fundamentalmente a la crítica que efectúa Nietzsche contra el cristianismo, elemento de destacada importancia para entender el desarrollo de su argumentación tanto en lo que refiere a su análisis de la moral, como cuando habla de filosofía de la historia.
En la filosofía de la historia de Nietzsche, Vaz Ferreira encuentra una contradicción "enorme", según sus propios dichos.
Los pretendidos seres superiores, la casta privilegiada, está permanentemente dominada por los espíritus inferiores ya desde los comienzos de la historia. Estos espíritus inferiores dominan la historia por lo menos desde que los principios búdicos y socráticos hicieron su aparición, y más tarde sufrieron el relevamiento nada menos que por parte del cristianismo, quien inició desde entonces su influencia "nefasta" para con la humanidad. Precisamente la fuerza, que es la pretendida razón que esgrime Nietzsche para cambiar los equilibrios de fuerza es la razón que los "Inferiores" han hecho valer para demostrar su superioridad frente a los hombres superiores amados y defendidos por Nietzsche. Dice Vaz Ferreira: "...de aquí la desesperación por Nietzsche en su intento de volver a intervenir los valores, ¿pero tiene derecho dentro de su doctrina, si el criterio es precisamente la fuerza y si la fuerza ha dado el triunfo a esos pretendidos esclavos? Esa contradicción hace estallar a mi juicio la sistematización nietzschiana." Pero las contradicciones continúan cuando el filófoso alemán emprende sus baterías críticas contra la tendencia religiosa predominante de Occidente: el cristianismo.
LA MUERTE DE DIOS
Este famoso apotegma, tuvo su relevancia filosófica gracias a Max Stirner (1808-1856), quien lo popularizó en su chocante obra "El único y su propiedad"; por su parte Nietzsche la va a tomar, adosándola a su terrible diátriba del cristianismo, en una violenta cruzada contra los discípulos de Cristo, y contra el mismo Dios.
La crítica que Nietzsche realiza del cristianismo sin duda tuvo una gran influencia no sólo a nivel filosófico, sino también en el pensamiento popular moderno; dice Vaz Ferreira refiriéndose a "El Anticristo": "...un libro contra la religión que puede ser tomado en un plano violento y grueso; y así lo toma el pueblo habitualmente." A menudo se descarta esta famosa obra anticristiana, con el argumento demoledor de que se trata de un producto patológico, fruto de la mente ya enferma de Nietzsche. Esto creo que aporta poco a una obra que podrá ser discutible en sus argumentaciones pero que es sin duda un referente del pensamiento moderno anticristiano.
Vaz Ferreira nos recomienda una lectura de "El Anticristo" que incluya los cuidados que debemos tener presente para evitar esa lectura negativista fácil, o la recurrencia a la diátriba irracional frente a lo que no nos es simpático.
"El Anticristo" es una condenación absoluta y violenta del cristianismo y de todo su legado histórico, su pensamiento y su juicio acerca de la religión de Jesús es tan negativo como le fue posible expresarlo; pero dejemos que el propio Nietzsche exprese su conclusión en los párrafos finales de esta obra: "¡Ah, si pudiera fijar en todos los muros esta acusación eterna contra el cristianismo, pegarla dondequiera que haya una pared! Tengo letras que hacen videntes hasta a los ciegos. Llamo al cristianismo la única gran calamidad, la única gran perversión interior, el único gran instinto de odio para el cual no existen medios demasiado venenosos, demasiado subterráneos, demasiado ruines...¡Lo llamo la única, la inmortal deshonra de la humanidad! ¡Y si se mide el tiempo contando a partir del día nefasto en que comienza este destino, a contar desde el primer día del cristianismo! ¿Por qué no ha de medirse a contar desde su último día? A contar desde hoy...¡Transmutación de todos los valores!".
UNA LECTURA POSITIVA
Pero veamos como Vaz Ferreira lee el "El Anticristo". Realiza una lectura cuidadosa, sin prejuicios y teniendo en cuenta las consideraciones que precisamente nos hace a la hora de recomendar las lecturas nietzschianas: "...la obra requiere análisis, distinciones, reservas como ninguna; el ataque al cristianismo se hace en nombre de haces de tendencias confundidas, entre las cuales, hablando simplística y llanamente, diríamos que hay algunas fundamentalmente buenas, otras fundamentalmente malas y otras que no son fundamentalmente buenas ni malas sino que serán una u otra cosa según el signo que lleven."
Posteriormente se va a referir a ellas con algunos comentarios; las tendencias buenas serían: "la verdad, la razón, el libre pensamiento, la crítica, la ciencia, la salud y la felicidad terrena"; por otro lado distingue las malas, nombrando: la dureza, la condenación de la piedad, de la caridad, de la compasión, el dualismo social (casta aristocrática, distinción irreductible de superiores e inferiores, etc..), y finalmente se ataca al cristianismo en nombre de tendencias que no son ni malas ni buenas como la voluntad, la fuerza, principios que según el uso que se le den pueden ser tanto buenos como malos.
Todas esas tendencias son utilizadas por Nietzsche en forma confusa, por lo que a lo largo de la lectura hay que interpretar cuidadosamente cuáles son las verdaderas razones que utiliza el autor a la hora de emitir los juicios que hace, e incluso puede llegar a mezclar razones y llegar a juicios que pueden resultar injustos.
Por ejemplo, dice Vaz Ferreira: "Podríamos,... tener la tentación de decir que el cristianismo fue bueno para el amor y malo para la verdad, y que Nietzsche en vez de defenderlo por lo primero y atacarlo por lo segundo, lo atacó globalmente por las dos tendencias". Eso forma parte de la virulencia de los ataques, no se distinguen sutilezas filosóficas, sino que el espíritu de Nietzsche la emprende con todo su arsenal dialéctico, y sin miramientos contra el cristianismo como fuente de todos los males de la humanidad. Como ya vimos no se trata de sesudos ataques filosóficos, sino que son argumentos que responden a una actitud visceral anticristiana que preconizaba el filósofo alemán fundamentalmente en el ocaso de su vida. La única distinción cuidadosa que hace Nietzsche, es la separación fundamental, entre la figura de Cristo y el cristianismo histórico.
El libro citado, es fundamentalmente un análisis devastador del cristianismo como experiencia histórica, y no una crítica de la figura de Jesús. En opinión de Vaz Ferreira, Nietzsche nos dice que "Cristo era el librepensador -lo que no es paradoja sino una definición genial. El librepensador contrario a todo lo establecido, a todo lo fijo, a los dogmas, a las iglesias hechas, a las reglas, a la ciencia, a las verdades impuestas, a la letra en nombre del espíritu...".
En efecto es posible detectar estas inconsistencias entre el legado de Jesús y la actitud del cristianismo, que pueden ser explicables o no de acuerdo a un análisis histórico, pero que constituyen inconsistencias al fin; las mismas son mostradas por Nietzsche, e incluso, según el filósofo uruguayo es posible demostrarlo aún mejor, pero a pesar de esto Vaz Ferreira va a señalar que sus juicios son extremadamente superficiales y escandalosos.
Vaz Ferreira va a decir entonces: "Hay simplismo en ese concepto de Nietzsche; en esa oposición absoluta entre Cristo y el cristianismo o en esa exclusión absoluta de Cristo a quien saca del cristianismo histórico; no todo lo que actuó en el cristianismo fue totalmente y desde el principio anticristiano; lo que hubo fue un proceso de interferencia, de luchas y si se quiere, lo que hubo fue el proceso general de las religiones, que tienden al endurecimiento, a la pérdida del espíritu, al predominio de lo duro, de lo establecido, de la letra"; va a señalar también lo negativo que constituye ese juicio obsesivo, que nos señala como patológico el sentimiento de piedad que alienta incansablemente la filosofía cristiana.
LA MUERTE DE NIETZSCHE
Pero Vaz Ferreira, además de encontrar numerosas contradicciones en la argumentación sistemática de Nietzsche, nos indica que la utilidad de la lectura de su obra está precisamente como ya dijimos en sus obras no sistemáticas. Precisamente señala dos de ellas como las más valiosas: "La gaya ciencia" y "El viajero y su sombra".
Pero entonces, ¿Qué hacer con la obra de Nietzsche?, ¿debemos leerla, y arriesgarnos a la influencia nefasta y destructora que tuvo sobre pueblos enteros? ¿debemos olvidarla como una filosofía negativa, haciendo caso omiso a quienes recomiendan leerla en cambio con suma atención?
Vaz Ferreira reza al respecto: "La defensa es leerlo, pero leerlo bien, defendiéndose de lo erróneo y malo y utilizando el fermento incomparable". Creer que alguien va a leer a Nietzsche y se va a convertir en un nazi es un grave error. Dice Vaz Ferreira: "La popularización de este filósofo nos lo presenta como una especie de teórico de la dureza, de la crueldad y de la violencia... no solo tiene en su obra elementos de riqueza incomparable, sino que ha sido mucho más que precursor de algunas de las tendencias más fecundas del pensamiento moderno..."
Es sin duda interesante leer esta extensa cita que aunque usted no lo crea está escrita por el filósofo sacralizado por el nazismo como su principal sustento ideológico; la misma corresponde a su obra "El viajero y su sombra", leámoslo: "Ningún gobierno confiesa hoy día que sostiene su ejército para satisfacer en ciertas ocasiones sus ansias de conquista. El ejército debe, por el contrario, servir para la defensa. Para justificar este estado de cosas, invócase una moral que aprueba la legítima defensa. Resérvase así uno la moralidad, y atribúyese al vecino la inmoralidad, porque hay que imaginar a éste dispuesto al ataque y a la conquista, si el estado de que se forma parte debe verse en la necesidad de acudir a los medios de defensa. Además se acusa a otro que, lo mismo que nuestro estado, niega la intención de atacar, y no mantiene tampoco su ejército más que por ocasiones de defensa, por los mismos motivos que nosotros; se le acusa, digo de ser un hipócrita y un criminal astuto que quisiera arrojarse, sin ninguna clase de lucha, sobre una víctima inofensiva e inepta. En estas condiciones se encuentran hoy día los estados unos frente a otros; admiten las malas intenciones en el vecino, y se atribuyen buenas intenciones. Pero esa es una inhumanidad tan nefasta y peor que la guerra; es ya una provocación y hasta un motivo de guerra, porque se atribuye la inmoralidad al vecino, y con eso parecen despertarse los sentimientos hostiles. Hay que renegar de la doctrina del ejército como medio de defensa tan categóricamente como de los deseos de conquista."
No parece ser el pensamiento de un monstruo que envenenó culturalmente a gran parte del pueblo alemán en sus ansias de conquista, pero sin embargo así lo fue. Como diría Vaz Ferreira, el vino que hizo Nietzsche con su riquísima levadura fue tóxico y envenenador....
De ninguna manera se pretende aquí presentar a Nietzsche como inocente frente al juicio de la historia, sino que por el contrario, lo que se pretende es que tenga un juicio justo, que no se tenga una impresión si bien no falsa, sí incompleta del pensamiento nietzschiano; y se pretende salvar a lo fermental del pensamiento del filósofo alemán de un entierro sin honores.
El 3 de enero de 1889, Nietzsche sufre un colapso en la Plaza Carlos Alberto de Turín; sus amigos reciben cartas en las que se declara un asesino y firma como "El crucificado"; lo hallan en su casa aporreando un piano con los codos y cantando a voz en grito.
Once años después, el 25 de agosto de 1900, en la más completa locura, una de las conciencias más lucidas de Europa, tras un calvario de inagotables dolores, encontraba su destino final; moría en Weimar el profeta del Superhombre, el asesino de Dios, el enemigo de la compasión, el pobre Friedrich Nietzsche.
REFERENCIAS ABBAGNANO, Nicolas. "Historia de la Filosofía". V. 3. Barcelona: Hora, 1994. DUPUY, Maurice. "La Filosofía Alemana". Barcelona: Oikos-tau, 1976. FERRATER MORA, José. "Diccionario de Filosofía". B.A: Sudamericana, 1975. GIL SALGUERO, Luis. "Persona y destino: ensayo sobre la idea de existencia indeterminada en Nietzsche". B.A: Sociedad de Amigos del libro rioplatense, 1937. Grandes Biografías. Barcelona: Oceano, 1992. MANN, Heinrich. "El pensamiento vivo de Nietzsche". B.A: Losada, 1942. NIETZSCHE, Federico. "Obras Completas" 5 volúmenes. B.A: Aguilar, 1962. SANZ Y ESCARTIN, Eduardo. "Federico Nietzsche y el Anarquismo Intelectual". Madrid: Hijos de J.A. García, 1898. SCRUTON, Roger. "Historia de la Filosofía Moderna: de Descartes a Wittgenstein". Barcelona: Peninsula, 1983. STROMBERG, Roland. N. "Historia Intelectual Europea". Madrid: Debate, 1991. VATTIMO, Gianni. "Las Aventuras de la Diferencia: Pensar después de Nietzsche y Heidegger". Barcelona: Península, 1998. VAZ FERREIRA, Carlos. "Tres filósofos de la vida: Nietzsche, James, Unamuno". B.A: Losada, 1965 |
Pensamiento Artículos publicados en esta serie: (I) Supratemporalidad de las Humanidades (María Noel
Lapoujade, Nº 148) |
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