"Voz del Amor para el Mundo"... así la definió en una carta, una joven señora agradecida, luego de haber recibido
tantos mensajes divinos, y tantos gestos de amor.
La Misión es su vida, pensaba consagrarse a Dios en un Convento, pero El la quiso misionera en el Mundo, para el Mundo
La Oración y la Súplica, son su misión cotidiana, vive todos los instantes, en una continua intercesión,
por amor a los seres que sufren, conocidos y desconocidos,
porque todos, suele ella repetir, son hijos del mismo Padre.
El teléfono de su casa, suena día y noche; miles de personas de todos lados, acuden a ella,
para recibir una ayuda, una palabra, un alivio.
A todos ella atiende con amor y con paciencia, para todos, un mensaje divino de esperanza.
Cuando la invitan en misión a distintos lugares, y son muchas las ciudades y los Países que ha recorrido,
hace reuniones donde haya un espacio disponible.
Para todos, sin distinción de edad y clase social, hay un abrazo, el doble beso de paz, y mucha ternura.
Cuando transmite los mensajes divinos, sus palabras tienen la fuerza y la suavidad del Amor.
Las bendiciones, que al final de cada encuentro se reciben del Padre y también de la Madre Divina,
son para los presentes, un momento inolvidable de paz.
La Misión es de Amor Universal, cada mensaje,cada experiencia, cada gesto,
todo tiene una finalidad,transmitir el AMOR DIVINO.
Una frase del Padre, resuena constantemente en ella "Dí a mis hijos que soy un Papá, no soy ni ogro ni juez".
En esta Misión, todo es libre y gratuito; no hay grupos, solamente personas que escuchan los mensajes divinos,
y comparten, un poco de este amor universal.
