Salto, 18/12/93

LA HISTORIA DEL COPÓN SAGRADO

María, Roxana. Jesús, Reunión, Jesús, María y falta José. Bueno decimos: Jesús, María y José, estamos cerca de Navidad. Un sí. Yo dije esperanza.
Bueno, ahora mi Señor, esperamos de TI, como siempre.


Hace dos mil años, dos seres allá,
esperaban un niño como esperan tantos hoy día acá.
Aquellos seres fueron a un lugar
y ese lindo niño debía nacer en el lugar más humilde
como lo fue en Belén.
Acá estamos también en una Belén,
y niños que llegan maravillarán.
Adelante hijos, que no serán María, ni José,
pero sí serán padres, como lo fueron aquéllos,
que atendieron al niño y lo ayudaron a crecer.
Unión y reunión a la vez,
unidos se sentirán,
hay reuniones maravillosas,
pero hay otras de disparidad,
que son reuniones de hijos míos
y no se llegan a entender,
pero pronto tendrán las Palabras de ese Cristo
que son Luz y todos sabrán
que ya no tropezarán jamás,
porque irán por lugares seguros todos los pies.
Si ahora hay piedras y piedras punzantes
y después esas mismas piedras
sentirán que al caminar vuestros pies las acarician.
Qué esperanzas en ellas también van a dejar,
las piedras se irán transformando
como en pétalos de divinidad,
esperanzas sí, para todos.
Y entonces... entonces hijos míos,
el paraíso se comienza ya a presentar,
ustedes lo irán reedificando,
y la Nueva Belén la sentirán
que ya no habrá pesebres ni seres apartados,
como aquel niño de la Antigüedad,
cuando aquella María y aquel José
buscaban sitio y no lo podían hallar,
cuántos hijos míos buscan un lugar,
aunque sea en un galpón
y no tienen donde estar.
Pero llega ese momento anunciado
ya no tendrán que decir:
dónde tengo yo un techo
que me siento sucumbir,
ya se sentirán seguros
y no tendrán que huir como aquellos seres,
hacia Egipto en un burriquito,
pobre burriquito que los llevó hasta allá,
de Belén, hasta aquel Egipto,
donde José tuvo que volver a trabajar.
En esto estoy significando muchos de mis hijos
que también se encuentran acá,
que sin ser distancias tan grandes
que hoy.....


Mi Señor, qué lindo, me estás mostrando...
más rápidamente se pueden trasladar,
pero no encuentran tampoco lo que necesitan,
la seguridad, la salud de la familia,
la cordialidad, el techo seguro,
y el trabajo, el pan de cada día,
que nunca les pueda faltar.
No les faltará, almas mías,
bendecido siempre será,
pero todo se va cumpliendo,
un momento de dificultad y al instante las sonrisas,
los cantos, la algarabía, los aleluyahs,
como aquellos ángeles cantaron,
hace casi dos mil años ya.
Y aquellos reyes que llegaron con presentes,
fue en un momento de gran dificultad,
y aquellos presentes sirvieron para que José,
en Egipto pudiera también comenzar a trabajar,
que allí no tenía nada, ni techo, ni alimentos, ni un dinero,
sin embargo aquellos presentes fueron tesoros verdaderos.
Pero conservó algo,
y con algo de aquellos presentes,
con un poco de aquel oro,
formó un vaso para aquel Jesús,
como un recuerdo de aquel nacimiento,
y aquello se conservó
y aquello a la historia pasó.
Y en aquella Ultima Cena
mi Jesús aquel copón con vino lo llenó
y en aquel símbolo El se ofreció
y todos bebieron de él.
Y aquel copón está guardado,
y un día... un día se le verá,
será levantado en el espacio
y la Tierra entera lo contemplará,
y reconocerán que aquél fue de hace dos mil años
y como si fuera una copa de dulzura inmensa,
como si fuera la copa de miel,
será también como aquel maná,
será volcado sobre la Tierra
y cada uno recibirá una gotita en su boca,
y se sentirá transformar,
porque llega todo lo que anuncio,
símbolos, pero también divina realidad.
Amén


Montevideo, 02/04/94

EL CALIZ DE LA ULTIMA CENA

Tola, Uruguay. Inseguridad. Copa abierta, Oscarcito. Bueno, mi Señor, ¿qué vas a responder?

Inseguros se sienten mis hijos,
inseguros y en un deambular,
inseguros por diversas situaciones,
pero la inseguridad a veces,
desde antes de nacer está.
Y si esta pequeña pudiera decir,
como este niñito también,
cuánta inseguridad se encuentra en ellos,
cuánta en ustedes también,
cuánta inseguridad por doquier.
Y este bendito Uruguay,
cuántas veces se siente tambalear,
cuántas veces se siente sucumbir.
¿Qué es lo que pasa?
¿Por qué esto? ¡Qué atroz!
Que huelgas, que paros, que aumentos...
¡Qué horror!
Pero no teman, hijos amados,
cuando mi Jesús anunció que había de volver,
dijo: volveré en el momento peor,
de caos, de confusión, de incomprensión,
de total inseguridad.
Mi Señor, TU mostraste el Uruguay como inseguro, pero mostraste también copas y yo te pregunté ¿qué es lo que contienen esas copas abiertas, mi Señor, qué es lo que contienen? Y TU de pronto me muestras las copas que están abiertas, pero me mostraste una, sobre todo una, es como un cáliz, como aquel cáliz maravilloso, aquel cáliz que un día se verá en lo alto, cuando se desprenda la arcilla y se presente aquél, en el cual todos bebieron, Aquél con sus amigos en aquella Cena. Ultima Cena antes de aquel sacrificio. Ahí me lo estás mostrando. Y ¿qué es lo que contiene? mi Señor, está en alto, no veo lo que hay dentro. Y a veces hasta me asusto qué puede haber. Lo desciendes y me dices:
Mira ¿qué es lo que hay?
Hostias, muchas hostias, pero en cada hostia veo una figura, los veo a todos ustedes en las hostias, todos ustedes. Las copas abiertas, las hostias maravillosas.
Las hostias que se ofrecieron para venir a padecer.
Ya este Uruguay no se sentirá tambalear,
ya no habrá inseguridad en mis hijos,
sino la firmeza y el saber cómo continuar.
Sí, los caminos parecen inseguros,
pero deambulando con mis hijos también YO estoy.
No soy el Dios que castiga ni que condena,
cambien esa imagen de MI,
Soy el Padre que ama, que los creó a todos,
desde lo más profundo de Mi SER,
como si en cada uno hubiera puesto todo mi corazón.
Ese Soy YO, el Dios, el Creador,
El SER, no voy a decir que se sacrifica,
porque YO no quería el sacrificio en nadie,
cuando dicen que mandé a mi Hijo,
como si fuera uno solo, ahí a padecer,
y YO ¿qué iba a hacer?
me quedaba muy tranquilo en mi Cielo disfrutando.
Anda tu que te crucifiquen y YO quedarme feliz.
¡No! ni en El lo permití, ni en ninguno de mis hijos,
que han pasado por tantos sacrificios.
Pero pronto terminan estos horrendos momentos,
estas horas duras se transformarán
en las de inmensa dulzura,
y ya no habrá inseguridad y el Uruguay firme será,
porque se acercan las estrellas
y aquella de Belén,
serán invitados a ellas.
Y allí el primer encuentro con ese Hijo
que es vuestro hermano,
ese Cristo que se ofreció por todos
y que viene para abrazarlos.
No viene para seleccionar diciendo:
tú sí, y a los otros... ¿qué?!
No! todos, todos junto a El.
No olviden, como tantas veces dije,
si pidió perdón, incluso por aquéllos que lo taladraron,
cómo va a venir después
habiendo anunciado el Tiempo
para juzgarlos.
Si pidió perdón por aquéllos, por todos se ofreció,
viene con sus brazos abiertos
y los cerrará en torno a cada hermano,
con la fuerza de su gran consagración y amor.
Amén



Montevideo, 1.9.85

EN TUS MANOS EL CALIZ DE LA ULTIMA CENA

Alma mía, el cáliz de la Antigüedad
lo tendrás en tus manos, hijo,
y el mundo también lo verá.
Aquel cáliz de la Ultima Cena,
aquel cáliz y en consagración,
reitero, estará en tus manos,
y de El, derramará sublime y divina bendición.
Amén


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