EL PADRE EN DIALOGO CON LAS ALMAS (5)
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TU ALMA CONOCE TODOS LOS IDIOMAS
- EL PADRE EN DIALOGO CON LAS ALMAS
TU ALMA CONOCE TODOS LOS IDIOMAS
El
regalo eres tú, hijo amado,
el regalo eres tú que en la Tierra estás,
el regalo eres tú, como estos otros hijos,
que se ofrecieron a padecer y a venir con Amor,
y teniendo Poder del Cielo, vinieron con Humildad.
Ese es el regalo que han ofrecido,
vuestras vidas una y otra y otra vez,
Para acompañar a aquellos hermanos
que también hasta acá tanto han padecido.
Por lo tanto, mi Fernando, llega el Divino momento
que la Unión perfecta, que no se romperá jamás,
porque es unión de Eternidad,
todo lo comprenderás, mi bien.
El regalo, el regalo que de tus manos
para tantos partirá,
pero no será uno solo, porque no es en singular,
que serán multiplicados, por tantos lugares, mi bien,
que irás por tantos caminos, con diversos seres,
y en distintos momentos
y con todos te entenderás.
Hablarás las mismas lenguas,
porque tu alma en todo tiempo estuvo, mi bien,
conoce todos los idiomas, todos los dialectos.
Por lo tanto, mi Fernando, con todos hablarás,
te entenderás y habrá de ti hacia los demás,
como un lazo de amor, ninguno se querrá apartar,
que siguiendo tus pasos y siguiendo adelante,
como en ti, mi Héctor, lo mismo será
que verás tus manos cual gracias divinas
como si estrellitas en los dedos pudieran surgir,
y las quieres a todas y a todos
de tus estrellas poder brindar.
Y sabrás el nombre de cada una,
que no serán meñique y terminando en el pulgar,
sino tendrán diversos nombres
y todas tus estrellas formarán un conjunto,
que a muchos iluminarán.
Y tú, mi Laura, bien amada,
y tú sentirás la gracia especial,
verás que la tierra que parece tan árida
verás los desiertos donde nada puede brotar,
cómo será como una caricia y al instante,
una gran foresta, mi bien.
Que se cuajarán de frutos y no habrá hambre, alma mía,
sino habrá alimentos para todos,
nadie más va a perecer.
Y tú, hija mía, bien amada,
mi Miriam bendita, para lo que estás,
¿canelones? esto es un símbolo mi bien,
que están rellenos de cuántas cosas,
rellenos, rellenos, ¿sabes lo que es?
que ahora se llaman así,
pero luego, mira lo que ofrecerás,
serán arrollados sublimes, por una dulzura, mi bien,
y en ellos pondrás el candor, la ternura y hasta sonrisas,
porque al cerrarse alma mía,
formarán como una boca alargada
en una sonrisa divina,
porque todo lo ofrecerás con inmensa alegría.
Y todo en un canto de Amor
y habrá una primicia,
primicia que partirá de ti,
tú dirás no puede ser,
como el árbol en primavera que su primer fruto da,
así también te sentirás, alma mía,
para tantos y será por igual, en la misma medida,
y rebosante, mi bien, que no escatimarás nada,
como lo haces ahora, en medida rebosante.
y dirán los demás: todo no lo puedo retener,
y tú, contemplando con una sonrisa
con la mirada dirás: pues entonces a distribuir,
y tomarán de ti ejemplo, y todos tendrán
la felicidad que la recibirán de tu corazón,
de todo tu ser, porque tus ojos, tu boca,
hasta tus cabellos, tus manos, tu corazón,
y hasta tus pies que andando por los caminos
serán...
Y veo como si el camino fuera como, cuerdas musicales y tu al ir caminando, van sonando y es una música que nunca había sentido ni visto esto que estoy viendo ahora.
Así será, mi bien amada,
Y veo tus deditos que al ir caminando, es como si fueran sonando todas esas cuerdas y estoy erizada al escuchar esa maravilla y dice el Padre:
Así
será, almas mías.
Y ahora, mi Bendición que ofreceré
y entonces sí, cada uno a reposar,
cada uno a descansar,
que mañana es otro día
y también tendremos que ir a trabajar.
Amén.
Montevideo, 17/07/88
EL PADRE EN DIALOGO CON LAS ALMAS
Irene
y tú ¿qué quisieras ahora?
- Quiero un mensaje para Elí, una palabra del Señor, y su palabra
Madre Esmeralda.
Bueno, mi Señor, TU que sabes y a través de esta bendita Irene todo lo que Elí ha pasado y está pasando ¿qué dices? mi Señor.
¿Qué
te digo? bien amada,
que en todo tu dolor YO estoy,
como Padre jamás me he apartado,
como estuve junto a mi Hijo,
en aquel tremendo y desesperado dolor.
Tú también eras un ángel en el Cielo
y te ofreciste venir a padecer,
querías mucho más mi Elí bien amada,
y YO te decía: No, porque el tormento es muy cruel,
para aliviarte cargo diez veces en MI,
para aliviarte, porque soy Padre y soy Amor,
que estoy desgarrado y exhausto de sufrir,
pero pronto llega este Hijo anunciado,
y El traerá la Paz, y la Corona del Alto Honor.
Los que me he llevado, jamás los aparté,
los tengo todos a mi lado,
que no soy ni verdugo ni juez.
Por lo tanto, no te inquietes,
confía, confía en MI,
que llegan las horas de luces divinas
y tú estás como una luz,
porque eres una luz sin fin.
¿Que te sientes abatir,
que hay en ti carencia de Fe?
con tu alma dialogo, mi bien amada,
con tu alma dialogo,
pero todavía no da a tu cuerpo
todo el poder que tiene,
e1 poder que trajiste del Cielo,
y pronto te darás también a conocer.
Como tantos de mis hijos que con ese Cristo colaborarán,
También tú estás destinada
para una Misión especial.
No te inquietes, te reitero,
que con Irene y Jorge a la vez,
y con tantos de mis hijos
serán como...
Mi Señor, me estás mostrando...
divinos
pastores que conducirán inmensos rebaños
y ningún cordero se les perderá
y transformarán a los lobos.
Los lobos rugientes que despedazan
se transformarán en corderos sumisos.
Y no será un balar sino será un ameeeen,
Recuérdalo, mi bien, recuérdalo,
confía, mi Palabra cumplida será.
Se acercan muy negros días
para gran parte de la Humanidad,
pero están ustedes protegidos,
no te debes inquietar,
porque del Cielo se habían ofrecido,
y en la Tierra con tantos de mis hijos,
muy pronto comienza la Grande Obra,
porque con Cristo reitero, van a colaborar.
Adelante, adelante, te reitero,
no temas, no vas a flaquear,
que todo ha sido necesario,
como también aquel horrendo calvario,
todo ha sido necesario.
Mi Señor. . .
Mi
Jesús hace dos mil años anunció
que había de volver en el momento peor,
y estos son los que la Tierra va sufriendo,
los momentos de más angustia, mi bien.
Confía, te reitero, confía,
que pronto llega la paz, la luz divina.
Y entonces, todos juntos a marchar,
adelante, como ejército de sublimidad.
Amén.
¿Y para Pepe qué tienes?
Estoy
a tu lado, hijo amado,
ángeles que descendiendo están,
ángeles que se encuentran a tu lado.
Mi
Señor, veo como que fueran ellos, esos otros seres que están para
ayudar. Y veo como que están colaborando, ayudándolo, en qué
sentido, no lo sé, mi Señor, pero lo veo que se sienta, lo veo
más fuerte, no sé qué significa, pero me gusta lo que estoy
viendo y pido que sea su cuerpo mi Señor, que se sienta fuerte, no por
la Fe solo o por el Amor también, sino fuerte como humano.
Dice EL:
Estás
andando de mi mano,
cuando has caído, contigo caí,
cuando has llorado, he llorado contigo,
cuando has gemido... YO también gemí.
No te inquietes, mi Pepe bien amado,
no te inquietes, pronto todo lo comprenderás,
con tu alma también dialogo, bienaventurado,
y bienaventurados los que sufren,
aunque Yo con cada uno me sienta desgarrar.
La Luz será en plenitud
ninguno a oscuras no quedará,
adelante, que luego la Tierra será toda beatitud,
y en una armonía sublime
como niños todos cantarán.
Amén.
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