Montevideo, 16/11/96


CUANDO ME DESPERTARON PARA VENIR


Mi Señor, qué vas a decir ahora. Te veo inmenso, te veo inmenso y el Universo es pequeño a tu lado. Te veo como en aquella parte, aquella parte del cielo que quedó vacía y esta parte acá. Así te veo en esa.... ¿qué hay, mi Señor? siento de pronto como una música muy hermosa, una música tan suave, tan delicada. Dice:

Esa música pronto todos la sentirán,
es una música vibrante y suave a la vez.
Que las alas que dejaron allá
están comenzando unas con otras como una caricia
y también como una sinfonía, suave, delicada,
pero fuerte, que a todos los unirá.
Las alitas serán prendidas a un mismo tiempo en todos.

Y como TU has dicho, mi Señor, que no hay que hacer fila, a esperar uno y otro, no. Que este no es el final del mundo, sino el final de los sufrimientos.
Todo fue anunciado, todo cumpliéndose está,
y no es decir, aquél vino primero,
y aquél va a aquel cielo y el otro al otro cielo.
Un solo cielo donde todos disfrutarán.
Pero cuando llega ya el gran momento,
no el fin del mundo sino, ustedes ya sintiéndose fuertes,
ángeles de nuevo, ángeles como fueron,
verán cómo este Universo estallará como en flores de alegría,
dando un adiós final al desgarramiento
que ha habido hasta ahora, almitas mías.
Y cielo todo otra vez,
ya no un lugar de cielo y otro para el universo,
no, cielo todo otra vez,
donde todos se sentirán sanos, radiantes, vibrantes....
Sí, adelante, que en cada uno estoy.
No olviden que si tropiezan, primero tropiezo YO
para aliviar vuestras caídas.
No olviden, si alguno tiene un manojo de espinas
y no lo puede tragar... ¿ven...?

Veo Tu Mano, mi Señor, que pasa, en quién está el manojo de espinas, que ya lo vi transformar como si fuera miel.
Pronto estos milagros entre ellos se verificarán,
mis ángeles en sus estrellas también proyectados acá están.
Mis ángeles, porque llegó la hora suprema
del Gran Encuentro que se verificará.

Sí, pero TU dices "llegó", en ese llegó, mi Señor, y si faltan todavía dos mil años más..........
¡Qué sorpresa maravillosa aguarda a mis hijos! dice EL,
Así, como este canastillo, como siempre he dicho, representa a la Tierra,
la Tierra no está envuelta, la Tierra está abierta así,
pero no por las heridas que hay en ella,
abierta para recibir la maravilla de esas estrellas.
Hijos míos, benditos todos, pronto el gran abrazo,
ya hay que levantar a tantos de mis hijos, vuestros hermanos,
para la gran maravilla, y el conocimiento que todos compartirán.
Y así, como el maná en la antigüedad,
ustedes también van a ofrecer ese maná
a esos hijos míos, hambrientos.
Ustedes estaban esperando el momento,
el momento ya ha llegado,

Mi Señor, TU estás hablando con una claridad que nunca lo hiciste, nunca hablaste así.
No me interrumpas, dice EL,
deja, mis hijos todo esto lo pueden comprender.
Mi Señor, pero si este "ya" tuyo, y todavía falta tanto tiempo, perdóname, perdóname, por favor..... soy una impaciente número uno y TU lo sabes muy bien...
Bendigo todo, ustedes también se ofrecieron,
no para recibir, tener, sino para ofrecer, para dar,
si necesitan vuestros corazones, sé que se lo arrancarían.
Toma, lleno de amor aquí está.
Pero también aquel ofrecería su corazón,
que en ninguno pueda quedar un lugar hueco, sin nada,
sino por el contrario, cada instante, cada ser,
se sentirá que llegó la hora en que todo se manifiesta,
la hora de la renovación total.
Por lo tanto, así como trocitos de pan, no olviden,
los bendigo siempre, como el agua.
Pero.....

¡Ay! mi Señor, me recordaste lo que yo iba a decir y había olvidado. Gracias. ¿Cómo hago? ¿lo dices TU o lo digo yo?
Dilo, me dice EL.
Esta última misión en Europa, un día me sorprendió cuando dijo:
No solo el agua es bendecida, es bendecido el recipiente.
Cada vez que en ella coloquen algo, siempre reciben mi Bendición.
Yo quedé maravillada, pero continuaste TU cuando dijiste:
Cada hijo es un recipiente.
¿Y qué contiene? a veces dudas, a veces inquietudes,
a veces comprensión, a veces se sienten incomprendidos,
es un recipiente que contiene diversas cosas, distintos sentimientos.
Cómo no he de bendecir estos recipientes maravillosos.
Algo así, pero siempre en poesía. Y cuando TU dijiste que los recipientes eran bendecidos como eran bendecidos estos recipientes humanos que contienen tantas cosas, contienen la consagración, porque se ofrecieron, se consagraron por amor, contienen eso, amor, contienen ternura, contienen tantas cosas.... y cuántas veces se varía.
Y TU dijiste y así se puede variar, lo que coloquen siempre bendecido estará.
Sí tesoros míos, pero... también.... ahí está esa paloma.
¿Cómo surgió? como de la nada, pero ahí está.
¿Vieron? la frontera que separa nuestro cielo vacío
con la parte del Universo sombrío...

Ahí está la paloma. Pero ¿qué hace? no está parada, se extiende y abiertas, muy abiertas sus alas. Y ahora en ellas toma todo el Universo. Es tan gigantesca, pero cuando tiene todo el Universo entre las alas, de pronto comienza a transformarse en lo que es, en vuestra Mamá, no es otra cosa, Paloma y Madre a la vez. Sí, mi Señor, cuando se habló de animales y que Jesús está representado en un cordero y la Madre en la Paloma, y ahora veo cómo la paloma de pronto, gigantesca, inmensa y veo que hay... no siete soles, innumerables soles, como que cada uno es como un sol.
Pero ¡qué extraño! cada uno es una estrella y es un sol a la vez. Estrella por lo que TU presentaste, sol por la iluminación que hay. Qué grandioso. De pronto Ella abre las alas, pero todo el Universo comienza como una fiesta, como una danza. Una danza, con las manos, mientras las alas están abiertas, con las manos tiene toda la Tierra, toda. Y como otras veces, otra vez me muestras las fieras en la selva y los cocodrilos pidiendo perdón, los leones lamiendo a las gacelitas. Los elefantes, tomando agua y dando a aquél que está sediento. Las serpientes haciendo el nidito para que los pajaritos aniden como he visto otras veces: no se vayan, yo les proporcionaré alimento, queden con los hijitos. Los amamos a todos.
Dice el Padre:
Este es el tiempo de la redención y transformación total,
nada destruido, todo transformado.

Y ahora Tú, le dice a Ella, les vas a cantar.
Lo que pido, como digo siempre, no me escuchen a mi cantar, escúchenla a Ella. Yo tengo que repetir algo tan grandioso y en mi boca, lo del león es una suavidad, lo mío es un gruñido comparándolo con el canto divino de la Madre. Por favor no me escuchen a mi. Mientras Ella continúa con las manitos así, las alas son inmensas, ahí está todo el Universo, se congrega, vienen, van.
Y dice Ella.
Antes de cantarles, no deben olvidar,
ustedes son parte de mis plumas.
Ustedes son también los seres que dan vida a mi corazón oprimido
como está al ver tanto dolor.
Cuando me despertaron para venir,
no podía creer lo que veía Yo aquí, en esta Tierra.
¡¡Y estos son mis hijos!! clamé,
¡¿Estos son mis hijos?! ¡¿Estos son mis ángeles,!?
¿Dónde está aquello que era de Cielo?
Y ahora acá, los veo en esto,
que esto sí, no es una Tierra, esto es un verdadero infierno.
Y tuve Yo también que sufrir como Madre en cada ser.
Trinidad en cada uno, cómo no he de amarlos y agradecerles,
de rodillas frente a Mi, jamás, por favor.
Sí, Yo les digo a ustedes por favor, no...
Qué grandioso es todo esto que estoy viendo.
Y ahora sí, ahora les cantaré mi Bendición, mi arrorró.
Y mientras los está acunando les canta.
(Canto en lenguas)

Fue algo tan grandioso, era como si todas las estrellas, todos los ángeles salieran de Ella para unirse en abrazos con todos. Es maravillosa la imagen que estoy presenciando, es maravillosa.
Y dice el Padre:
Se acerca la Pentecostés Universal,
se acerca la Pentecostés cual no hubo nunca,
ya se verificará, termina el dolor en todo el Universo,
para comenzar la gracia plena,
y sentirse todos integrados como en un solo cuerpo.
De Ella y Míos son, dice el Padre,
por lo tanto, son todos, aún independientes,
como un solo Ser.
Amén



Montevideo, 10/01/98


EL CUENTITO DE LA MADRE


Ahora, como siempre esperando Tu Bendición.
Mis ángeles desde lo alto, mis ángeles están acá,
mis ángeles siendo como ustedes, de carne, así, tan humanos,
son mis seres que vienen para colaborar.
A ayudarlos en todo sentido, en una manifestación tal
que traen la fuerza del amor, que no se ha perdido,
ese amor que no se ha ido de paseo,
ese amor que no se jubilará jamás.

Mi Señor... cómo me gusta cuando hablas así, siempre como un Papá, qué cosa más linda....
Ellos vienen por amor también a ustedes,
y ustedes con ese mismo amor... los brazos abiertos,
para que ninguno se vuelva después a ir por aquí o por allá,
para retenerlos, para compartir con ellos tantas maravillas
como están anunciadas,
si fueron anunciadas las horas más destructivas
que la Tierra viviéndolas está,
también se anunció inmediatamente de esto,
toda la Gracia plena, que por fin ya la vivirán.
Y es... la gran transformación de la Tierra,
primero como un corazón representando el amor para el espacio,
para el Universo entero.
No lo deben olvidar y en un vergel tan grandioso
cual no se le ha visto jamás,
representando la esperanza también, la esperanza para todos.
Pero un corazón lleno de esperanzas,
así la tierra en una transformación tal,
para llegar a ser lo que se ha prometido,
como el atrio del cielo, el atrio en el templo.
El atrio ¿qué es? la Tierra que luego se va a transformar
en lo que ha sido siempre, en Cielo otra vez.
Y ustedes ángeles, así, humanos, pero el ángel está en cada ser,
el ángel que ya irá dando al cuerpo la semidivinidad
hasta volver a ser lo que fueron y todos a un mismo tiempo.
No hay que esperar que éste, que aquí, que el otro, que allá,
no, a un mismo tiempo a volver a ser lo que fueron
y a disfrutar otra vez, porque vuelve todo nuevamente a ser cielo.
Y no dejo un rincón para nada más, no lo deben olvidar,
Soy padre, no soy el verdugo ni el juez, jamás he condenado,
lo vuelvo a reiterar, Soy Padre.
Cuántas veces he gritado, hijos míos,
Justicia Divina es la que empleo en MI hacia ustedes.
Amar, comprender, perdonar.
Pero perdonar ¿en qué sentido?
me tengo que perdonar primero a MI mismo por haber YO permitido....
¡Ay! mi Señor... otra vez...!
Así es.
Permití que vinieran a sufrir, no quería, no quería el dolor,
pero ustedes fueron fuertes y pasaron sobre MI y dijeron:
"Vamos, vamos con nuestros hermanos
a compartirlo en todo, por todos y en todos los tiempos..."
Así lo hicieron, así se ofrecieron.
Por lo tanto, mis ángeles ya vienen, no desde el cielo,
vienen desde el espacio, vienen volando, volando, volando,
y aquí ya están descendiendo.
¿Que no los pueden ver?
No se preocupen, ya se abrazarán.
Ellos tienen un adelanto en lo que respecta a esto
que le llaman Planeta Tierra.
Un adelanto tan grande que se pueden proyectar de una manera especial.
Son exactamente de la misma condición, pero no deben olvidar,
ellos tienen otra escuela de enseñanzas, sus niños.
Son familias, trabajan, colaboran, nadie es superior al otro,
nadie quiere tener más que aquél
¿Dinero? ¿Para qué?
Las ropas son iguales, se desechan, se llevan a un proceso,
se vuelven a reconstruir y siempre están iguales.
Con toda sencillez, aunque tienen gran poder,
pero no hacen ostentación de él.
Así como digo: bendigo todo, los bendigo, hijos míos,
los bendigo con este amor de Cielo,
los bendigo como Dios y Padre que soy,
pero vuelvo a repetir, ¡adelante, adelante, tesoros míos!
adelante y sin temor, que se está acercando el gran momento.
Cuántas veces he dicho: llaves invisibles en vuestras manos
para abrir las puertas invisibles también,
pero las puertas de la comprensión, de la ternura, de la esperanza,
de la fuerza, de la consagración, de la fe, de la salud, de la paz inmensa.
Cuántas puertas invisibles, cuántas llaves invisibles también,
pero se abrirán estas puertas y ese canto a la libertad
como tantas veces he mencionado...
Libres, libres, ya no hay más ataduras,
ustedes se las impusieron, ustedes se ataron las manos,
ustedes se encadenaron, ustedes cargaron las cruces,
pero YO que voy a vuestro lado,
los llevo en mis brazos cargando muchas más,
las que ustedes querían cargar,
que en lo humano, no lo hubieran podido ninguno soportar.
Así los bendigo, bendigo la Tierra entera, bendigo todo, almas mías,
¿puedo dejar algo fuera, que agüita, que pan...?

Mi Señor... ¿y la kombucha también?
Por supuesto que también, si es medicina
y pronto van a conocer que hasta el pastito más humilde,
medicina también es.
Todo bendecido es, si tesoros míos,
y pronto el conocimiento de todo tendrán a la vez.
Y también reconocerán vuestros nombres,
porque se irán viendo y viendo el ángel que está en cada ser....
Y los nombres como les llaman... cósmicos...?
No, no el nombre del Cosmos, el nombre del Cielo,
todavía no se puede pronunciar.
Es música, como dije tantas veces,
música tan divina el nombre de cada hijo.
Cuando fueron creados primero en el Cielo
el nombre que con la Madre Eterna les pusimos,
es música que llenaba todo el cielo.
Ese todavía no se puede pronunciar.
Será primero como un balbuceo,
hasta que al fin ya se puedan abrazar
y con el trino más maravilloso cada uno al otro lo podrá nombrar.
Y se sentirá nombrar a la vez.
Pero ahora ven, dice, ven tú también,
dice EL.
Y es como ver... Y qué cosa increíble me hace abrir esta otra... después la llevan eh..... me hace poner así, así hay ocho ángeles. No solo norte, sur, este y oeste. Entre el norte y el este, entre el norte y el oeste, el este y el sur, el sur y el oeste....
Así se verá, no cuatro puntos cardinales y los intermedios también,
Me sorprendes siempre, mi Señor.
¿No querías sorpresas? me dice EL,
Todo recibirá Bendición
Y la Tierra sí, también se sentirá envolver,
envuelta en todo, en toda la maravilla.
Y sentirán también las campanas musicales,
pero sentirán también como música de alas,
como las que tienes Tú, adorada y bendita paloma.

¡Ay! cuántos siento que gritan: Espíritu Santo, vamos, vamos, vamos.... Pero la palomita ahí está. Mira a todos como diciendo:
No estoy para ese grupo o para aquél, si vine por todos.
De pronto hay como un relámpago maravilloso, como un relámpago que la envuelve toda y cuando esa especie de relámpago dejó de envolverla que es como un arco iris que no vi jamás en mi vida, nada tan sorprendente, tan grandioso.... ahí, cuando dejó de envolverla, se transformó en la Madre.
Ahí está. Las alas, las plumas de esas alas, son tan grandiosas... pero los envuelve a todos. Y todos son de pronto, envueltos en una luz.
No, me dice el Padre, no están envueltos en una luz, están irradiando luz.
¡Qué maravilla, mi Señor, sólo TU puedes hablar así, solo TU puedes hablarlo! Están irradiando la luz y quieren envolver a la Madre en luz.
Y Ella los mira, los mira con una ternura como solamente Ella los puede hacer. Y uno dice. "¿Y... nos vas a cantar la Bendición?" Y el otro dice: "Espérate, porque cuando la cante ya después ¿qué? Deja..." "Tienes razón" le dice el otro.
Siempre hay sorpresas. ¡Ah! qué increíble.
Y Ella dice:
Bueno. Les voy a contar un cuentito,
que en lo humano lo conocen y en un distinto sentido.
Había una vez.....
y todos venían y se subían y le hacían mimitos y le daban besitos.
Y Ella era tan feliz con todos los hijitos
y aquello era todo la gran maravilla, aquel cielo.
Pero no sé de pronto qué pasó.
Porque de pronto no me di cuenta de nada,
cuando quiero acordar siento un beso. Huummmm..
Y digo: ¿qué hay? y qué es este silencio, y mis hijitos ¿dónde están?
Y entonces, cuando me hicieron ver dónde estaban mis hijitos,
que no estaban allá, que no eran mis angelitos, creí enloquecer.
Me despiertan con un beso, para ver ¿qué?
que estaban en un dolor, un desgarramiento tan tremendo.
¡Y estos son mis hijos!! grité.
No puede ser, quiero ir allá, yo a estar con ellos también.
Y así vine, como una simple palomita,
pero como la mamá que allá los ha tenido,
que allá los acunó que allá les dio el amor
y acá también el amor les doy.
Y entonces que me aparezco en un lugar, que me aparezco en otro,
que me aparezco por allí, que me aparezco por allá....
es para que mis hijos comprendan, que sí,
me despertaron pero soy una auténtica mamá.
Que los amo y que les canto y les canto con todo mi amor.
Cuando vi que dejaron la felicidad, la belleza y el poder
para venirse a transformar en estos hijitos míos tan humanos,
tan desvalidos,... yo no puedo morir,
ni ustedes los ángeles que son tampoco.
Pero en aquel momento sí, hubiera querido......
no digo nada más, no los quiero hacer sufrir.
Pero cuando el Padre me explicó todo lo que sucedió....
y que estamos ya en el tiempo de una transformación total
para volver a ser Cielo digo:
Bueno, entonces mi corazón latirá contento,
los volveré a ver como eran.
-Los verás con más resplandor, me dijo EL.
-¡Ah, sí!
-Así es.
Entonces ahora sí, después del cuentito,...
como dicen acá: colorín colorado....
no, el cuento nunca ha terminado,
porque sigue, no como cuento, sino como Divina Realidad.
Y ahora mi arrorró, mi Bendición ahora les voy a cantar.
(Canto en lenguas)
Era como llevar a todos en un vuelo maravilloso en sus manos, como que los llevaba a todos. No era solamente un símbolo de algo especial. Era el símbolo de algo maravilloso, como los representan.
Y dice el Padre:
Es que pronto se sentirán transportados,
así como la Madre los acaba de presentar
se sentirán transportados con estos cuerpos,
sin dejar el cuerpo para compartir con todos
la anunciada y prometida felicidad.
Bienvenidos, los amamos,
Bienvenidos al Templo del Dolor,
que pronto será transformado
en toda la maravilla que también se prometió.
Y lo que prometo lo cumplo como Dios y Padre que Soy.
Amén


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