Montevideo, 18/02/95

UN GRAN ROSARIO EN TODA LA TIERRA


Muy pronto estos nuevos caminos,
caminos de amor y de paz, caminos ...
Y se sentirán transitando por ellos.
Y los irán bendiciendo y los irán transformando a la vez.
Y ya no serán los caminos agrestes, de piedras,
caminos donde hay pozos y pueden caer,
donde hay ciénagas y se pueden hundir,
sino serán los divinos caminos
donde la seguridad y el amor, reinarán por fin.
La paz en todos los sitios, y ya el león no va a rugir,
serán todos como mansos corderitos,
porque hasta el león, no deben olvidar,
hará un améeen, de felicidad.
Todos se sentirán conmover y todos podrán sonreír.
Que han pedido, que dijeron, un Rosario sí,
pero no por un sitio solamente el Rosario es,
el Rosario es de piedras,
como tantas veces ustedes han andado por esos rosarios
tropezando que una piedra, que la otra,
luego el trechito de la cadena.
Cuántas veces se han sentido encadenar,
encadenados sí, cadenas invisibles,
pero las cadenas que los aprisionan,
cadenas de obligaciones, de temores, de dudas, de revoluciones,
no solo unos contra otros, sino a veces la revolución dentro de cada ser.
Cómo no lo he de saber si en cada hijo YO estoy,
si en cada momento cruel,
en MI lo multiplico para poder aliviarlos,
porque no podrían resistir tanto dolor.
Pidieron y piden que Montevideo,
que Argentina, que Uruguay, que Rosario,
por cuántos sitios, por cuántos hogares,
por cada rinconcito como están suplicando,
la seguridad, que si el trabajo, que si la armonía,
que si la salud, que dónde está la paz prometida.
Pronto saldrán de esta esclavitud,
y no olviden lo que ya he mencionado,
que el gran Rosario pronto será
un gran Rosario en toda la Tierra,
con las apariciones de la Madre Celestial.
Sí, y todos la podrán ver tal como Ella es, no deben olvidar,
que esto está prometido.
Que el chinito, no la verá distinta, chinita se va a presentar,
y que allá en los rincones del Africa, Ella igual que ellos.
Que si tienen trencitas, con trencitas también va a estar,
y sin lujos, sin ostentación, sencilla como todos a la vez,
que si están vestidos de plumitas...

Nunca habías dicho esto, mi Señor...
de plumitas la verán a Ella también.
No sólo las plumas de sus alas,
las plumas en sus ropitas y en su cabeza a la vez.
y pulseras de plumitas.

Es maravilloso cómo la estás presentando, mi Señor
Y en ese Rosario, cada uno como es, así la podrán ver.
Sencillamente como una Mamá frente a cada hijo,
sin diferencia, sin distinción,
sencilla como es Ella, sencillos como son todos,
así la podrán ver.
Y ese sí, ese será el Rosario en toda la Tierra, no en un solo lugar.
Y ustedes tendrán la gracia, mis benditos, de estar con Ella,
porque Ella se hará presente en cada ser
y todos la podrán sentir y la podrán tocar.

Es grandioso lo que estás diciendo, mi Señor, qué grandioso...
Es el Poder del Cielo que en la Tierra se va a manifestar.
Son los milagros tan inmensos, que muchos dirán:
si estoy soñando, si estoy dormido, nadie me venga a despertar,
que no serán sueños, sino realidades.
Si bien es cierto que acá están como en medio,
entre aquellos seres que aún nada saben
y otros seres con un conocimiento mayor,
están en el medio, sin embargo,
cuántas veces: que vengan los hermanos,
que nos den su protección.
Y aquéllos están clamando, y nosotros ¿qué hacemos acá?
Los dejamos de lado... ¡no!
llega el momento del gran abrazo,
ni uno es inferior, ni otro es superior.
El gran abrazo, todos los hermanos amándose,
y ayudándose, no pidiendo para sí,
sino ofreciéndose en todo,
como la Tierra que todo lo va a ofrecer.
ya no habrá hambre sino frutos por doquier.
Y cuántas veces les he dicho,
si ustedes son los árboles de todos los frutos,
jugosos, sabrosos, a punto, como son,
el fruto de la tolerancia, el fruto de la piedad,
el fruto del amor, el fruto de la fe, el fruto de la humildad.
Y hasta aquello, qué tienen, están en el árbol,
cómo brillan, si parece el Arbol de la Navidad.
Los frutos de la luz también,
luces, y de cuántos colores.
¿Con cuál nos quedaremos?
Con todos se van a quedar,
porque los colores son los arco iris,
que representan el tiempo bueno,
ya no habrá más temporal,
se acerca el tiempo bueno
y no solo para el mundo este, sino para todo el Universo.
Ya no habrá dolor, y aquellos hijos míos, vuestros hermanos,
sabrán que pueden llegar que es el momento del gran abrazo,
y entonces sí, todos se van a alegrar.
Y no piensen, nos vienen a invadir,
¡no! si quisieran invadir,
si hubiera entre ellos alguien que hubiera querido hacerlo,
lo hubiera hecho ya hace mucho tiempo.
No, ellos se están preparando para el gran y divino reencuentro.
Reencuentro entre hermanos, ángeles de allá,
reencuentro entre hermanos, ángeles de acá también.
Y ahora, ahora la otra Bendición.
Esa Mamá, chinita, africana, uruguaya, argentina, no importa,
estén donde estén, como cada uno Ella es,
ahora les trae su Bendición,
primero como una palomita.
Y así la palomita que llega volando,
mueve sus alitas y ahora las une para formar un nido
donde todos se sentirán que se están acunando.
Y Ella los pone a todos ahí.

Hay qué hermoso es.
Y ahora a toda la Tierra la tiene así.
Y entonces, en esa Tierra Ella les va a ofrecer,
el pancito bendecido, un pancito para cada uno como está,
el pancito bendecido con los colores de la Tierra,
porque cada uno así, de Tierra también se quiso formar.

Y la Madre, mientras está ofreciendo así, simbólicamente, el pan a los hijos, Ella les canta su Bendición en un arrorró divino, que nunca sé qué lengua es.
(Canto en lenguas)
Trazó como un corazón y ese corazón lo llenó de besos. Y era como si los besos descendieran de pronto sobre todos los seres. Y veo seres como si fuera Chechenia, seres despedazados, seres destruidos, hogares que ya no son ni siquiera ruinas, porque es tal la destrucción que aquello es pavoroso. Y como que los besitos descendieron y se levantan y son casas blancas, casas donde está todo lo necesario y los seres no pueden creer lo que están viviendo. Y se mueven y se miran y se abrazan. Mi Señor, pero cuándo es esto. Cuándo esa Madre podrá repartir sus besos y con sus besos obrar los milagros.
Es que ustedes harán lo mismo,
con besos milagros obrarán.
Que aunque sea así, a distancia, hijos míos,
los milagros serán cumplidos
y alegría en todos los corazones, por fin.
Y veo cómo los corazones comienzan como a danzar.
Sí, porque ya no habrá temores,
ya no habrá dudas, ninguna vacilación,
irán con paso firme, seguros, adelante.
Se abren esos caminos,
irán triunfantes en un sentido,
no por el orgullo,
irán triunfantes por la fe,
por la seguridad,
que en cada ser surgirá.
Amén



Montevideo, 24.04.93

UN ROSARIO DE BESOS

Mi Señor...
La luz de Cristo en cada corazón,
si vuestros corazones luces también son.
Una aurora se presenta muy pronto,
una aurora que va a sorprender.
Pero un Rosario de besos,
un Rosario de besos y también
un Rosario de besos recibirá la Tierra
en todas las apariciones simultáneas de la Madre
y también muchos de mis hijos estarán
en cada aparición con Ella.
Auténtica la podrán ver,
cada raza como lo es,
así lo he mencionado muchas veces,
la Tierra recibirá los besos de la Madre
y de tantos de los hijos que la rodearán.
Y pónganse contentos,
ustedes estarán también acompañando en esas apariciones
y será con estos cuerpos,
no es que sea el alma solamente como una luz potente,
vuestros cuerpos que luz también irradiarán.
Una aurora boreal,
una aurora que luego la Tierra toda entera podrá ver,
como un nuevo amanecer, cuántos se van a sorprender,
cuántos temerán, pero cuántos teniendo el conocimiento
a aquellos temerosos qué paz
y qué seguridad van a ofrecer diciendo:
a no temer y sentirán que todo se bendice
como bendito es este pan.
Benditos son vuestros corazones
que irradiarán siempre esa luz divina.
La cruz del Cristo, la cruz ya no existirá.
La luz, ustedes son luces, y ustedes son cruces,
la cruz, así con los brazos abiertos........

Bueno, mi Señor.........
No te inquietes -dice EL- que mis hijos van a comprender,
mis ángeles que vienen en sus estrellas
que no se les ve pero pueden descender,
invisibles aunque visibles allá están,
se proyectan y están también en este lugar.
Y cuando digo: bendigo a todos, como bendigo el pan,
no olviden lo que varias veces he dicho:
Ustedes son también trocitos del Grande Pan,
el Pan que se ofreció desde el Cielo,
el pan que se desmigajó,
el pan que fue pisoteado,
el pan que en el agua se disolvió.
Son benditos, porque se ofrecieron,
son benditos porque eran ángeles en el Cielo,
son benditos porque ¡son benditos!
Cómo no he de decirlo así.
Los amo y muy pronto cada corazón sentirá en sí
un nuevo latir y latirán con el Mío como un Divino arrorró,
como el que ahora les cantará la Madre,
con todo, con todo su Amor.

Y ahí está, primero como Paloma, como siempre, el Espíritu Santo ahí. Y ahora ya comienza a transformarse en la Mamá y veo lo que no vi nunca. Sus alas son enormes, pero ¿qué hace? tiene las alas, tiene los brazos, el cuerpo ya se transformó en la Madre, y da besitos, pero de pronto las alas vienen, se juntan todas las plumitas, todas de cada ala se ponen en la boca y luego...
Como un Rosario de besos -dice EL-
así los distribuye Ella también.
Y veo como que al abrir las alas de todas las plumas surgen besos, besos de su boquita, que es como un corazón la boca de ella y en cada beso está todo su amor, su corazón ahí, distribuyéndolo. ¡Qué increíble, qué cosa maravillosa!
Las alas,
también en ellas como una aurora boreal,
también en ellas se puede ver,
pero también ustedes como en un espejo,
en cada pluma se pueden y se ven cada uno reflejar.
Porque ninguno de mis hijos
de esas alas, ni de esas plumas faltará.
Como en un espejo, pero sin decir:
qué belleza en mi hay,
¡no! jamás eso lo han dicho, ni tampoco lo dirán,
sino la felicidad de saberse incrustados,
pegaditos en Ella y al mismo tiempo
recibiendo el rosario de besos.
Cada uno así lo tiene
y también en el rosario la cruz,
es en ese final, verán
que ese ser que padeció en el calvario,
ahí no se encuentra, sino que la cruz
a cada uno lo representa,
la cruz no del dolor, la cruz de la ternura,
la cruz de la fuerza, la cruz del poder, la cruz de la humildad,
la cruz del infinito, del Eterno Amor.
Y es como una primavera que todo lo viene a envolver,
una primavera y todos se sentirán renacer
como en una gran Navidad.
Esa navidad sin fecha que anuncié.
Esa Navidad, no digan que es algo especial,
es una profecía que acá dejo,
una profecía que cumplida será,
este es el Tiempo de los Tiempos.
Y ahora compartirán el pan, pero antes....

le dice a Ella, como siempre, tu arrorró
que los hijos están esperando
que les puedas cantar ¡vamos!

Y entonces, ahora los veo a cada uno representado en las plumitas, pero esas plumitas es como si cada uno al sentirse representado, como si pudiera ser música cada pluma y todas las plumas forman esa sinfonía maravillosa. Todos colores distintos. Mi Señor, y me estás presentando como cuando íbamos al aeropuerto, en Mar del Plata y se vio un arco iris, que no era arco sino que era todo difuso y después eran dos, y después bajan del coche que estuvimos que estar en aquella espera y había tres arco iris así, difusos sobre el coche, no era arco eran los colores nítidos... no había tormenta, no había llovido.... solamente tus hijos, tus ángeles, podían preparar esa maravilla. Maravilla visible para todos, los que teníamos un conocimiento de lo hermoso que es y sorpresa para muchos que no podrían comprenderlo.
Ahí están esas alas, también como zigzagueantes esos arco iris en las plumas pero están como temblorosos y dice Ella:
Es que estoy temblando de emoción,
se acerca el final del sufrimiento,
¿no me voy a emocionar Yo también?
Y cuando vea a mis hijos por fin contentos,
entonces sí podré decir: ahora sí soy una Madre feliz!
lloraré sí, pero de emoción y felicidad.
Lloraré sí, y será también como un Rosario de lágrimas,
pero ya no será de dolor, será por la gracia de verlos
por fin libres de tantos tormentos.
Pero no sigo,
-dice Ella- no sigo,
ahora les cantaré mi arrorró.

Y comienza a acunarlos. Los acuna y es como un pesebre y es como una Navidad en cada uno, mientras Ella les está cantando.
(Canto en lenguas)
Y de pronto parecía como el tic tac de un reloj tic tac, tic tac, tictac tictac, tictac..... rápido, rápido, rápido. Y dice el Padre:
Es que el tiempo rápido va pasando
y tan rápido será
hasta que llegue el divino momento y dirán:
¿todo ha sido un sueño? ¿qué es esto?
lo que estamos viviendo, estamos soñando
y terminará luego el sueño y una pesadilla será otra vez?...
No, hijos míos, no será ni sueño, ni pesadilla,
sino la realidad que ya comenzarán a vivir.
Amén


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