Cuaresma
viene de cuarenta, porque cuarenta en la tradición bíblica es un número
simbólico.
Así el pueblo de Israel peregrinó cuarenta años en el desierto
antes de llegar a la Tierra Prometida, y cuarenta días estuvo Jesús
en el desierto.
En
la Iglesia
de los primeros siglos los que querían llegar a ser parte de ella
recorrían todo un
camino de iniciación
que se llamaba “catecumenado”
y que duraba meses
y aún años.
Al
final de este proceso
se determinaba una fecha para el Bautismo,
y cuarenta días antes comenzaba un tiempo
de oración, enseñanza
y silencio
A ese tiempo se lo llamó
"Cuaresma",
que es tiempo litúrgico que hoy tiene ese nombre
y que culmina en el domingo de Resurrección.