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SISTEMA INTEGRADO DE GESTIÓN AMBIENTAL

Autores: Prof. Lic. Gabriela Fernández Larrosa 
Ing. Agr. Álvaro González Gervasio

CONTENIDO

1. Introducción 
   ¿Qué es el SIGA?

PRÓXIMAMENTE:

2. Conceptos fundamentales 
3. Metodología SIGA 
    Requerimientos previos 
    Fase búsqueda información básica 
    Fase ingreso información básica 
    Fase Procesamiento 
4. Glosario 
5. Lista de Expertos 
6. Páginas web

INTRODUCCIÓN

El continente latinoamericano ha sido y es escenario de riesgos y desastres de diferente origen e intensidad, que a menudo se presentan en forma concatenada. Las situaciones que más han llamado la atención son aquellas que por su intensidad (terremotos, erupciones volcánicas, ciclones tropicales, tsunamis) provocan los mayores daños y pérdidas, y que se producen en las zonas de inestabilidad tectónica -como por ejemplo en los países andinos- y en las zonas húmedas tropicales del Caribe.

Como ejemplos de eventos que adquirieron características de tragedia, dado el nivel de daños y pérdidas provocado, mencionamos: el tsunami que destruyó 400.000 viviendas y provocó la muerte de más de 5.000 personas en Valdivia, Chile, en mayo de 1960; el deslizamiento de tierras, precedido por un terremoto, que afectó a las ciudades de Yungay y Chimbote, Perú, el 31 de mayo de 1970 y como resultado del cual murieron casi todos sus habitantes; el terremoto que afectó parte del territorio mexicano el 19 de setiembre de 1985, ocasionando unas 10.000 muertes y provocando pérdidas evaluadas en U$S 5.000 millones; la erupción del Nevado del Ruiz, Colombia, acaecida el 13 de noviembre de 1985, que sepultó bajo un lahar los poblados de Armero y Chinchina, resultando en la muerte de 25.000 personas.

Fotos aéreas del poblado de Armero, Colombia (antes y después del flujo de barro) 
Fuente: Instituto Geografico "Agustín Codazzi"

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Sin embargo, no se trata sólo de desastres de esa magnitud. Hay toda una gama de amenazas y situaciones de vulnerabilidad que afectan a nuestro continente. Algunas también se manifiestan de manera espectacular, como por ejemplo, las inundaciones de carácter estacional en las cuencas altas de los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay, al sureste del continente. Otras responden a procesos más lentos y por lo tanto menos perceptibles -pero no por ello menos destructivos- como sucede con la desertificación en el Nordeste del Brasil y los procesos de erosión de suelos en las praderas húmedas de Argentina y Uruguay. A su vez, el patrón de crecimiento rápido y desordenado que caracteriza a las ciudades latinoamericanas, implica un incremento del riesgo tecnológico.

Tales fenómenos afectan al conjunto de la sociedad de los países de la región, pero especialmente a aquellos sectores que, por la concurrencia de factores y causas de tipo político, económico, social, cultural y geográfico, conforman las llamadas "poblaciones vulnerables".

Terremoto en San Agustín, El Salvador, 2001 Fuente: Fotografías de Paolo Luers

Los abordajes de esta problemática han evolucionado en el tiempo, pasándose desde una visión de los desastres como debidos exclusivamente a fenómenos naturales, a otra que parte de la interrelación entre factores del medio físico-natural y sociales, y maneja los conceptos de multicausalidad, multiescalaridad y concatenación de los fenómenos.

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En el caso de América Central, los esfuerzos realizados por instituciones y organismos nacionales e internacionales para la prevención de riesgos y desastres ambientales han sido numerosos y variados, y se han multiplicado tras la ocurrencia del Huracán Mitch, en octubre de 1998. Por ejemplo, en el año 2002 FEMICA (Federación de Municipalidades del Istmo Centroamericano) realizó un monitoreo en una muestra de 27 municipios de la región, situados sobre la costa del Caribe, a efectos de conocer sus capacidades para la atención y reducción de riesgos ambientales.

Deslizamientos en el Salvador (Fuente: USGS)

Dado que las acciones destinadas a prevenir, manejar y mitigar riesgos y desastres ambientales se toman a nivel político y se implementan a nivel administrativo, cuanto más conocimiento se tenga de los escenarios actuales y posibles, los agentes, las causas y los factores vinculados a la ocurrencia de riesgos y desastres, mejores han de ser los resultados esperados en la gestión. No ignoramos por ello que existen limitantes de carácter macro, a nivel institucional, social, económico, que escapan a nuestro alcance. Pensamos sin embargo en lo válido que es el aporte desde el campo de la ciencia y la tecnología, poniéndolas al servicio de la sociedad y, específicamente, de los sectores más vulnerables a este tipo de eventos.

En ese sentido, se ha avanzado mucho en la región. Se ha generado cartografía básica, que cubre la totalidad de los territorios nacionales, en la mayoría de los casos a escala 1:50.000, tal como surge del inventario realizado para CEPREDENAC en 1998- aunque hay también ejemplos de mapas de amenaza a escalas más detalladas, como es el caso del nivel cantonal en Costa Rica; se han relevado datos socioeconómicos a través de censos periódicos y se han elaborado bases de datos sobre ocurrencia de eventos de desastre, como por ejemplo DESINVENTAR. A nivel académico hay una producción teórica significativa acerca de la concepción de riesgo y desastre y de su abordaje, así como propuestas de utilización de tecnologías geográficas con ese fin.

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Imagen Spot

Huracán en Jamaica

¿Qué es el Sistema Integrado de Gestión Ambiental (SIGA)?

Los antecedentes del SIGA fueron una propuesta de ordenamiento territorial y gestión ambiental para una cuenca hídrica urbana en la ciudad de Montevideo, Uruguay, centrada en el manejo del agua y de los residuos sólidos (González et al., 2000) y la posterior profundización de la caracterización de dicha cuenca (Fernández Larrosa, 2001).

Estas condiciones son obviamente diferentes a las reinantes en otros contextos del continente latinoamericano, tanto en lo que refiere a las condiciones climáticas, como a los marcos geotectónico, geológico y orográfico, y a la realidad social. A partir de las experiencias citadas, se evolucionó hacia la generación de este sistema, cuyas características lo hacen apto para su utilización en diferentes situaciones de riesgo ambiental en Latinoamérica.

El SIGA consiste básicamente en una herramienta metodológica de fácil creación, que se adapta a diferentes condiciones en cuanto al nivel de conocimiento existente y a los recursos tecnológicos disponibles. El SIGA toma a la cuenca hídrica como unidad territorial y ambiental. Permite trabajar con importante número de variables seleccionadas del marco físico-natural, socio-económicas, de uso del suelo y la infraestructura de líneas de vida y servicios disponibles, cruzarlas para determinar niveles de amenaza y vulnerabilidad, así como crear y consultar bases de datos georreferenciados. La lógica del sistema radica en considerar que el riesgo ambiental de una zona resulta de la combinación de los aspectos anteriormente mencionados, y es localizable, por lo que puede tener una expresión cartográfica.

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Sistema Integrado de Gestión Ambiental

El resultado o síntesis final es una serie de mapas temáticos, donde se diferencian zonas por el nivel de riesgo ambiental a una o más amenazas. Subrayamos que los mapas son elementos fundamentales para el análisis espacial a escala detallada, ya que representan en forma sintética, información que sirve de base para la formulación de políticas de gestión del riesgo y la toma de decisiones.

Aplicabilidad del SIGA a escala municipal 

Nivel local:

El riesgo tiene expresión a diferentes escalas geográficas. Aunque sus orígenes se encuentren a otra escala, es a nivel local donde éste se manifiesta de manera más clara -y en algunos casos más dolorosa- y donde resulta más factible y práctico dimensionar los problemas del riesgo, coordinar y actuar. El gobierno local se expresa territorialmente en una unidad administrativa denominada municipio/ Comuna. De hecho, cuando el Huracán Mitch, fueron los municipios afectados en Honduras y Nicaragua quienes debieron afrontar directamente el problema y buscar soluciones. Una situación similar se vive en ocasión de las inundaciones de mayor impacto y frecuencia en el las regiones del Nordeste y de la Pampa en Argentina, que afectan a centros urbanos de la mayor importancia, incluida el área metropolitana de Buenos Aires. Otro ejemplo son los desmoronamientos producidos en el Municipio de Belo Horizonte, Brasil, como consecuencia de las intensas precipitaciones, que afectan a la población de las "favelas".

Sin embargo, por imprescindible que sea, la mejor acción no es la que se da luego de este tipo de eventos, sino anteriormente a ellos. Así como antes la estrategia frente a los desastres consistía primordialmente en la respuesta humanitaria post-impacto, actualmente el énfasis se pone en la reducción del riesgo y su gestión. El apoyo al nivel municipal, en tareas de evaluación de riesgo y la preparación de planes para la reducción de riesgo como parte de la gestión ambiental, todavía necesita desarrollarse con mayor intensidad.

En este sentido, el SIGA está pensado para anticiparse a los efectos que potencialmente puedeN generar un desastre ambiental, y es también útil para generar una adecuada respuesta post-evento e instrumentar medidas de mitigación.

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Escalas geográficas entre 1:50.000 y 1:10.000 -en un orden creciente de detalle-, que son adecuadas para representar el área de los municipios en América Latina, permiten a su vez captar en sus verdaderas dimensiones y características la vulnerabilidad, la amenaza y el riesgo. De ahí la necesidad del análisis y la intervención organizada y promovida desde lo local y comunitario. El SIGA fue concebido y está pensado para trabajar a estas escalas. 

Descentralización: 

La descentralización política y administrativa es un elemento clave en el proceso de afianzamiento democrático del continente. Es así, que entre las propuestas presentadas por el Sistema de Integración Centroamericano en la Cumbre Consultiva de Estocolmo (1999) figuraba el fortalecimiento de la institucionalidad para la gestión, tanto a nivel de los organismos regionales y nacionales que tienen a su cargo la gestión del riesgo, como de las comunidades afectadas, incrementando su capacidad de respuesta. Poner a disposición de los municipios, una herramienta que permita la gestión del riesgo, significa colaborar en forma concreta, desde la ciencia y la tecnología, a ese esfuerzo descentralizador.

Metodología: 

En América Latina se han creado instrumentos descriptivos, analíticos y evaluativos para enfrentar situaciones de riesgo ambiental. No obstante, existe una falta de metodologías que nos acerquen más a la evaluación de riesgo con un enfoque integrador. La visión dominante sigue siendo la del desastre "natural". A su vez hemos detectado problemas con la calidad y compatibilidad de la cartografía, desactualización de la información, diferentes coberturas y disponibilidad de la información sobre variables sociales. Por otra parte existen pocos antecedentes en la literatura respecto del enfoque analítico del espacio geográfico en cuanto a la vulnerabilidad.

La herramienta del SIGA presenta las siguientes ventajas: requiere datos que son relativamente factibles de generar y colectar en la región, o bien ya están disponibles; tiene un costo de implementación bajo; se adapta a una diversidad de condiciones en cuanto a nivel de conocimientos y tecnología disponibles, es aplicable a diferentes contextos geográficos.

Cabe señalar, sin embargo que el SIGA no es un Sistema de Información Geográfica, aunque plantea su utilización, en caso de que el municipio disponga de él. A su vez, el SIGA no sustituye el trabajo de campo, ni el conocimiento de los antecedentes de fenómenos generadores de riesgo ambiental en cada localidad. Por el contrario, esos son insumos fundamentales para su funcionamiento.

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