¡Ven, oh Espíritu Santo
y envía una chispa de tu fuego!
Ven Padre de los pobres,
Ven dador de todo bien,
Ven luz del corazón.¡Ven, oh Espíritu Santo!
Consolador profundo,
entrañable huésped,
pacificador sereno.
Tú que eres reposo en el camino,
oasis en el desierto,
compañía en la tristeza.

Oh, luz purísima, ilumina por dentro
el corazón de tus hijos;
sin tu claridad
todo es en nosotros
noche y mentira.

Lava lo que está manchado,
humedece lo que está árido,
vuelve acogedor lo que está cerrado
entibia lo que está frío,
endereza lo que está torcido.


Da a los hombres que en tí confían
tus siete dones,
Dános la Vida,
la Alegría sin crepúsculo
Amén. Alleluia.


 
 

 

 

 
 

"Fuego del Espíritu Consolador...
Vida de toda vida.
Tú que eres santo y lo vivificas todo.
Tú eres santo, restituyes lo quebrado
y sanas las heridas más crueles y malolientes.
Soplo de santidad, fuego de amor,
alegría de los corazones,
rocío en las tristezas del espíritu
Manantial siempre transparente
donde Dios reúne a los desconocidos
y llama a los extraviados.
Coraza de fortaleza en la lucha de la vida,
esperanza de unión entre todos los hombres,
belleza y salvación de todos los seres

Guarda a aquellos a quienes
el enemigo ha encarcelado,
libera a los que están encadenados,
pues a todos quiere salvar tu divino Poder.
Unico camino seguro que pasa por
todos los lugares.
por  todas las cimas de las montañas,
por todas las llanuras
y por todos los precipicios
para acercar y unir a todos lo seres.
Tú haces que las nubes nos protejan,
que el aire nos envuelva,
que las piedras se cubran de humedad,
que las aguas se hagan ríos
y la tierra se llene del verde de la vida.

 

Eres Tú quien guías a los sabios y los llenas de alegría a través de su misma sabiduría
Por lo tanto, alabanza a Ti que haces nacer las alabanzas y los goces,
que eres la esperanza, la fortaleza, el honor y la luz de nuestras vidas.
Amén. Alleluia"

(Oración de santa Hildegarde. -1098-1179-)