Extracto
del artículo "El aborto en el Uruguay entre sombras",
diario La Mañana, setiembre de 1995.
Causas por las que se realizan abortos
en Uruguay:
- por no querer más hijos 32%
- problemas económicos 22%
- vergüenza 19%
- falta de pareja estable 16%
- temor al embarazo 5%
- por no ser hijo del esposo 3%
- causa desconocida 2,9%
- violación 0,1%
En un país como el nuestro donde el
aborto es un delito, no resulta fácil obtener datos confiables
respecto a la cantidad de abortos que se practican. Obtener
estadísticas objetivas y confiables para un verdadero diagnóstico
de la situación actual es un problema.
Según cifras de A. Turenne (1933) en
el año 1908 e practicaban 2 aborto cada 100 partos, cifra que
habría subido a 40 para 1925. De acuerdo al profesor Hermógenes
Alvarez en 1934 la cifra sería de 50 abortos cada 100 partos y
en 1965 de 300 abortos cada 100 partos. Emilio Thevenet, en
1978, etima las cifras de abortos practicados anualmente entre
100.000 y 150.000 y en 100 el número de mujeres muertas cada año
como consecuencia de las prácticas abortivas. En julio de 1983,
el penalista Milton Cairoli afirmaba que "en casi ningún
país del mundo se dan las cifras de abortos anuales como las de
Uruguay".
En noviembre de 1977, Ricardo Morel,
Margarita Serra, Hermógenes Alvarez y Guillermo González
publicaron un trabajo sobre la "incidencia del aborto
voluntario en el Uruguay", en el cual llegaron a algunas
conclusiones en base a datos obtenidos entre 1965 y 1975. Según
estos autores, en dicho periodo, "el gran aumento en el
consumo de anticonceptivos orales (junto con otros factores no
analizados en este trabajo) no ha modificado la natialidad y í
ha contribuido al descenso de la recurrencia al aborto
voluntario en los distintos niveles sociales de la población".
Analizando el porcentaje de menores de 18 años que recurrieron
al aborto entre 1966 y 1981 (Morel y González) afirman que se
da una disminución del 38,1% al 1,8% lo que también atribuyen
al mayor uso de métodos anticonceptivos. En un trabajo
posterior los mismos autores junto a N. Altez (1984), analizando
la población marginal de Montevideo llegaron a la cifra de 16
abortos cada 100 partos.
En diciembre de 1986, el Dr. Mario
Pienovi con la colaboración de los Dres. Fernando Blois y
Guillermo Rodriguez, presentaron en el IX Congreso Uruguayo de
Ginecotología, un trabajo debnominado "Cifras sobre Aborto
provocado en el Uruguay", en el cual llegan a algunas
conclusiones diferentes. Sobre una muestra de 1.000 mujeres
encuestadas en distintos centros hospitalarios dependientes del
MSP en todo el país, de entre 15 y 83 años de edad, resulta
que el 30,5% del total "admitió haberse realizado por lo
menos un aborto provocado". Si se tienen en cuenta las
edades en que se practicaron los abortos, resulta que existe un
pico entre los 15 y 20 años y otro alrededor de los 35 años,
con valores más bajos para los 15, los 20 y los 40 años.
Según el año en que habrían ocurrido
dichos abortos, se fraccionó la muestra en tre grupos:
anteriores a 1964, de 1956 a 1974 y de 1975 a 1985. "La
incidencia global para el aborto provocado en cada grupo
-agregan los referidos autores- fue de 15,3% y 27,5%
respectivamente, lo que marca una tendencia al ascenso en la
muestra estudiada."
Con quien se practican los abortos
- Con médicos ......................
58%
- con parteras .......................
40%
- la propia embarazada ........ 2 %
Estos resultados como las causas que
provocaron los abortos que se expresan al comienzo de este artículo
fueron resultados del trabajo del Dr. Pienovi. Otras de las
conclusiones de la encuesta fue que de cada 100 embarazos 14
terminaron en abortos provocados, lo que representa un 20% sobre
el total de los nacimientos declarados por las encuestadas.
"Importa destacar la poca o casi nula variabilidad en el
tiempo de estos valores, excepción del último quinquenio,
donde en contra de lo que podía esperarse por la mayor difusión
del uso de anticonceptivos, hay un leve ascenso."
EL ABORTO EN CONDICIONES
DE RIESGO:
PRINCIPAL CAUSA DE MORTALIDAD MATERNA
EN LOS PAISES EN VIAS DE DESARROLLO.
PRINCIPAL CAUSA DE MORTALIDAD MATERNA EN URUGUAY.
AUTORES:
- Leonel Briozzo (Profesor
Adjunto Clínica Ginecotocológica "A" Prof. J.E.
Pons. Facultad de Medicina. Universidad de la República. Centro
Hospitalario Pereira Rossell)
- Gonzalo Vidiella
(Médico Ginecotocológico)
- Beatriz Vidarte
(Médico Ginecotocológico)
- José Enrique
Pons
(Profesor Director de la Clínica Ginecotocológica
"A". Facultad de Medicina. Universidad de la República.
Centro Hospitalario Pereira Rossell)
- José Carlos
Cuadro
(Profesor Director de la Clínica Ginecotocológica
"C". Facultad de Medicina. Universidad de la República)
RESUMEN
En
este articulo se evalúa el impacto del aborto provocado en
condiciones de riesgo como causa de mortalidad materna a nivel
internacional y nacional. Se revisan además las principales
estrategias para disminuir la mortalidad vinculada al aborto en
condiciones de riesgo. Por último se propone reflexionar sobre
algunas líneas de acción, en el contexto legal vigente en
Uruguay, para disminuir la mortalidad materna vinculada a esta
causa en nuestro país.
SITUACION ACTUAL
En
todo el mundo mueren aproximadamente 585.000 mujeres por año
como consecuencia del embarazo y parto, lo que significa mas de
1600 muertes de mujeres jóvenes por día.
La
inmensa mayoría de las muertes maternas se vinculan a embarazos
no deseados.
En
los países subdesarrollados, un 25 a 33% de la mortalidad de la
población general corresponde a causas vinculadas con embarazos
no deseados, lo cual determina que la mortalidad vinculada con
el embarazo y el parto se transforme en la causa principal en
las mujeres de entre 15 y 49 años (1).
Frente
a esta situación en el año 1987 se desarrolló una iniciativa
sanitaria bajo la denominación de "Safe Motherhood"
(Maternidad Segura) patrocinada por Family Care International,
una Organización No Gubernamental (ONG) con gran presencia como
referente sanitario, y copatrocinada por el Fondo de Población
de las Naciones Unidas (FNUAP), el Fondo de Naciones Unidas para
la Infancia (UNICEF). El Banco Mundial, la Organización Mundial
de Salud (OMS) y la Federación Internacional de Planificación
de la familia (IPPF). Este grupo lanzo una iniciativa global por
una maternidad sin riesgo con el fin de mejorar la salud materna
y disminuir el número de muertes a la mitad, fijándose el año
2000 como plazo para el logro de ese objetivo. En el marco de
esa iniciativa se desarrolló la declaración sobre los
"Servicios indispensables para una maternidad sin
riesgo" instando a que los mismos estén disponibles para
la población a través de una red de proveedores de salud (1).
Estos servicios
incluyen:
- Educación
comunitaria sobre maternidad sin riesgo.
- Cuidado
prenatal y consejería, incluyendo la promoción de la
nutrición materna.
- Asistencia
capacitada durante el parto.
- Atención para
complicaciones obstétricas, incluyendo casos de emergencia.
- Cuidados
postparto.
- Asesoría,
información y servicios sobre planificación familiar.
- Educación y
servicios de salud reproductiva para adolescentes
- Manejo de
complicaciones del aborto, cuidado postaborto e
interrupciones del embarazo seguras hasta donde la ley lo
permita.
En
la mayoría de los países en vías de desarrollo – y también
en el nuestro – se vienen concretando algunos de estos
servicios, fundamentalmente aquellos relacionados con prevención
del embarazo no deseado mediante el desarrollo de programas de
planificación familiar, cuidado prenatal mediante el desarrollo
de centros de control del embarazo y asistencia del parto por
personal capacitado, así como servicios de asistencia para
adolescentes.
Como
se ve, la mayoría de los programas destinados a las mujeres
embarazadas tiene que ver con el embarazo deseado y con el no
deseado pero aceptado y en este marco presta atención
especialmente a los cuidados de las embarazadas y de los recién
nacidos.
Pero:
¿Que sucede con los embarazos no deseados? Se calcula que
anualmente 75.000.000 de mujeres tienen embarazos no deseados.
Los embarazos no deseados pueden ser producto de falla o de
falta de métodos anticonceptivos. Es en estos embarazos no
deseados donde se expresa la mayor parte de la morbimortalidad
materna vinculada fundamentalmente con las medidas inseguras
para la interrupción del mismo (1).
Muchos
de estos embarazos no deseados terminan en aborto provocado,
tranformándose de hecho el aborto en un método extendido de
control de la natalidad. El aborto provocado puede ser legal o
ilegal, pero desde el punto de vista médico y de las
complicaciones que conlleva, el factor que adquiere más
importancia es en qué condiciones se realiza. Así, el aborto
puede desarrollarse en condiciones seguras para la paciente, en
un contexto institucional y con personal entrenado o por el
contrario en condiciones de riesgo.
El
aborto en condiciones de riesgo es definido por la OMS (1) como
aquel procedimiento para terminar un embarazo no deseado
practicado por personas que carecen de las calificaciones
necesarias o que es practicado en un ambiente sin las mínimas
condiciones de seguridad médicas, o ambos.
Existe
una gran diferencia en los resultados en los abortos
desarrollados en condiciones seguras con respecto a los que se
practican en condiciones de riesgo. Según datos de la OMS se
realizan 20.000.000 de abortos anualmente. La misma organización
indica que el aborto en condiciones seguras genera menos
morbimortalidad que la acontecida por el nacimiento. La OMS
estima que a nivel mundial 1 de cada 8 muertes maternas se debe
a complicaciones relacionadas con el aborto inducido. Este
porcentaje trepa a un tercio de las muertes maternas en algunos
países del tercer mundo (2). Particularmente en algunas
ciudades de América Latina, la mitad de las muertes maternas se
producen por abortos en condiciones de riesgo (3) (4).
Entre
el 10% y el 50% de todas las mujeres que se someten a un aborto
en condiciones de riesgo necesitan atención medica para el
tratamiento de las complicaciones: sepsis, hemorragias, lesiones
intra-abdominales, y otras (2) (5).
Si
se analizan las consecuencias en diferentes países y zonas
geográficas que cuentan con distintos niveles socio-económico-culturales
pero también diferentes marcos religiosos y legales, se
observan diferencias. El aborto inducido en condiciones
inseguras causa 30 – 50 % de la mortalidad materna en África
y América Latina, aproximadamente entre 25 – 30 % en Rusia y
20 a 25 % en Asia (6).
La
clandestinidad del aborto en condiciones inseguras hace que no
sea siempre fácil reconocer que se está en presencia de uno,
lo cual dificulta instaurar medidas profilácticas o correctivas
de las complicaciones en forma oportuna. En Tanzania 34 – 57%
de los ingresos en ginecología de un hospital capitalino
correspondían a complicaciones postaborto (7). En Sudáfrica se
planteo que los abortos incompletos eran una forma de presentación
común del aborto inducido bajo condiciones de riesgo, ya que el
análisis de casos mostraba que 57,6% (286/514) de abortos
incompletos sin elementos de infección se habían sometido
cierta o probablemente a un aborto inducido, debido a que un
38,7% correspondían al 2º trimestre, siendo un porcentaje
elevado para esta edad gestacional y por tanto altamente
sugestivo (8).
Algunos
cambios en las conductas relacionadas con la práctica del
aborto inseguro, determinan cambios en los resultados. En Ghana
se ha producido un descenso de la mortalidad desde 1997 tras la
introducción del legrado aspirativo manual y la atención
postaborto inmediata (9).
La
situación en países donde el aborto es legal es diametralmente
opuesta, no solo porque se realiza en condiciones adecuadas,
sino por el control que se realiza posteriormente a esas
pacientes, ya sea en caso de procedimientos quirúrgicos como
farmacológicos. En Noruega, las complicaciones más frecuentes
son la persistencia de restos, abortos incompletos o
endometritis, siendo menos del 5% y directamente asociado con
embarazos menores de 8 semanas de gestación o del 2º trimestre
(donde no se recomienda su realización); le siguen
pelvipertitonitis 1,2% y perforaciones 4.0‰ (10). En Estados
Unidos, el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) registró
en el periodo 1978-1985, 5 muertes por aborto ilegal, y después
de ese período la mortalidad es menor de 1 en 100.000
embarazos, siendo los casos de sepsis postaborto excepcionales y
de buen pronostico (el aborto manual aspirativo incluye riesgo
de Sindrome de Asherman, adherencias pélvicas e incompetencia
cervical; las complicaciones por el uso de misoprostol o
mifepristona son el aumento de la retención de restos
intracavitarios) (11). En el Reino Unido, donde la Ley de Aborto
es del año 1967, se explica el procedimiento a la paciente, y
actualmente se utiliza preferentemente medicación
(mifepristona); es obligatorio el control medico en las 48 horas
postaborto, dado que con esa técnica la expulsión puede ser
incompleta (12). En Francia se utiliza igual droga en embarazo
menor de 9 semanas, siendo el resultado reportado en mas de
100.000 abortos una sola muerte materna por shock, asociada a la
combinación de fármacos, y 4 casos de teratogénesis cuando no
se produjo el aborto (13).
Como
se ve, el impacto en la mortalidad materna varía dramáticamente
de un país a otro, pudiendo ser desde insignificante hasta la
principal causa de mortalidad en mujeres. Las estimaciones
regionales de mortalidad por año se sintetizan en la tabla 1.
TABLA 1: MUERTE
MATERNAS POR ABORTO EN CONDICIONES DE RIESGO EN REGIONES
SELECCIOANDAS.
REGION |
NUMERO
DE ABORTOS EN CONDICIONES DE RIESGO |
NUMERO
DE MUERTES DEBIDO A ABORTOS EN CONDICIONES DE RIESGO |
%
MUERTES MATERNAS DEBIDO A ABORTOS EN CONDICIONES DE RIESGO |
Africa |
5.000.000 |
34.000 |
13% |
Asia |
9.900.000 |
38.500 |
12% |
América
Latina |
4.000.000 |
5.000 |
21% |
Europa
oriental |
800.000 |
500 |
24% |
Europa del
norte |
Menos de
30.000 |
Menos de 20 |
2% |
América
del Norte |
Mínimo |
Mínimo |
Mínimo |
FUENTE- A
tabulation of Available Information, 3d.. edition. World
Health Organization, Geneva, 1997.
Recapitulando:
cada año se producen 75.000.000 de embarazos no deseados en
el mundo, de los cuales aproximadamente 20.000.000 finalizan
en aborto provocado en condiciones inseguras. De ellos 78.000
costarán la vida a las pacientes que se los realizan y un número
no determinado, pese a sobrevivir, lo hará con secuelas
graves, incluida la infertilidad. El 95% de la mortalidad se
da en los países subdesarrollados (2).
Se
deben considerar además los impactos sociales, psicológicos
y familiares en los casos que presentan complicaciones por
aborto provocado en condiciones de riesgo. También es
importantes el impacto económico (14). Los gastos en tiempo
de internación, personal para atención, medicamentos,
transfusiones, etc. son cuantiosos. La cirugía radical
indicada en los casos de sepsis postaborto constituye una
cirugía mutilante con graves secuelas y complicaciones.
Cuando una mujer muere, su familia y su comunidad sufren una
considerable perdida: las familias pierden su contribución en
el manejo del hogar, la economía pierde su contribución
productiva, los hijos huérfanos tienen menos posibilidades de
alcanzar mayor educación y atención en salud a medida que
crecen (15).
En
este contexto internacional tan desigual, Uruguay no escapa a
la realidad de la mayoría de los países en desarrollo, donde
no existen programas sobre prevención del aborto en
condiciones de riesgo. Esta situación, pese a ser conocida
por todos, se mantiene obligando permanentemente a llamados de
atención y reflexión, como la reciente comunicación del
Secretario General de la Federación Internacional de
Ginecología y Obstetricia (FIGO) el prof. Giusseppe Benagiano
(16).
En
Uruguay, además de la falta de políticas específicas, se
carece de información correcta sobre el número de embarazos
no deseados y el número de interrupciones voluntarias (aborto
provocado) de los mismos. En este contexto, también es
desconocida la proporción de abortos provocados en
condiciones seguras y en condiciones de riesgo. Esta situación
es aún mas grave ya que tampoco hay reportes periódicos
sobres la morbimortalidad por aborto en condiciones de riesgo.
Así en la última publicación internacional sobre causas de
mortalidad materna en las Américas, entre los únicos 4 países
que no tiene cifras registradas se encuentra el nuestro, junto
con República Dominicana, Jamaica y Haiti (17).
Para
intentar un análisis estimativo de prevalencia en Uruguay, es
necesario inferir datos a punto de partida en diferentes
fuentes de información. La Mortalidad Materna en el país,
informada por la División Estadística del Ministerio de
Salud Pública (MSP) se presenta en la tabla 2.
TABLA 2:
MORTALIDAD MATERNA EN URUGUAY EN EL PERIODO 1995 – 1999.
AÑO |
1995 |
1996 |
1997 |
1998 |
1999 |
ABORTO |
5 (36%) |
4 (36%) |
4 (24%) |
3 (21%) |
1 (16%) |
CAUSA
OBSTETRICA DIRECTA |
7 |
7 |
11 |
6 |
5 |
Hemorragias |
0 |
2 |
- |
- |
|
Estados
Hipertensivos |
1 |
1 |
- |
- |
- |
Infecciones
Genitourinarias |
1 |
0 |
- |
- |
- |
Puerperales |
2 |
1 |
- |
- |
- |
Otras |
3 |
3 |
- |
- |
- |
CAUSAS
OBSTERICAS INDIRECTAS |
2 |
0 |
2 |
5 |
0 |
TOTAL |
14 |
11 |
17 |
14 |
6 |
FUENTE:
Uruguay. MSP. División Estadística
Como
se ve en la tabla 2 el aborto causa el 36% del total de las
muertes maternas en 1995, 36% en 1996, 24% en 1997, 21% en
1998 y 16% en 1999. El aborto en forma aislada, es la
principal causa de muerte materna en el periodo analizado. En
la información del MSP no se especifica cuál complicación
del aborto lleva a la muerte materna.
Si
de ese total nacional se desagrega la mortalidad
correspondiente a la maternidad mas importante del país, la
del Centro Hospitalario Pereira Rossell (CHPR), donde
anualmente hay 9500 nacimientos, la situación es
extremadamente preocupante. La mortalidad materna en el CHPR
en el quinquenio 1996 – 2001 se muestra en la tabla 3.
TABLA 3:
MUERTES MATERNAS EN EL CHPR. PERIODO 1996 – 2001*
AÑO |
NUMERO
TOTAL DE MUERTES |
MUERTES
POR COMPLICACIONES DE ABORTO EN CONDICIONES DE RIESGO |
1996 |
2 |
1 |
1997 |
4 |
1 |
1998 |
1 |
0 |
1999 |
- |
- |
2000 |
1 |
0 |
2001 |
5 |
4 |
FUENTE:
Uruguay. Sistema Informático Perinatal. Centro Hospitalario
Pereira Rossell.
* La información
del año 2001 corresponde sólo al período enero –
setiembre.
En
el quinquenio 1996 – 2001 se han producido en el CHPR 13
muertes maternas. De ellas, 6 (47%) se debieron a
complicaciones de abortos en condiciones de riesgo. A pesar de
que no podemos establecer una comparación estrictas con las
cifras para el total, el aborto como causa de muerte es
sustancialmente mayor en el CHPR con respecto a la media
nacional. Es necesario tener también en cuenta el casi seguro
subregistro, dado que ni las mujeres – aún en inminencia de
muerte – ni su entorno – incluso después de la muerte –
suelen admitir el haber realizado un aborto provocado.
Esta
situación se ha agravado dramáticamente en los primeros 8
meses del año 2001 donde se han producido 5 muertes maternas,
siendo 4 de las mismas por complicaciones debidas a aborto
provocado en condiciones de riesgo. Esto hace que en el primer
año del siglo XXI el 80% de las muertes maternas en el CHPR
hayan sido causadas por abortos en condiciones de riesgo.
Recapitulando:
de esta revisión de datos internacionales y nacionales surge
que el aborto en condiciones de riesgo es la principal causa
de mortalidad materna en los países subdesarrollados que no
cuentan con un marco legal para la interrupción del embarazo
de manera segura. En el Uruguay ha habido un incremento
marcado de la mortalidad por esta causa que se ubica hoy como
la principal causa de mortalidad materna, siendo
particularmente dramática la situación en el nivel
asistencial público, donde se asiste la población más
carenciada. No sería digno de nuestra condición de médicos
comprometidos con las realidades sociales de nuestra
disciplina, callar el hecho de que son las mujeres pobres las
que mueren. Las clases más privilegiadas pueden acceder a
aborto provocado en condiciones de bajo riesgo, porque esto en
nuestro país se consigue con dinero. Las mujeres que vemos
morir en el CHPR no tienen esa posibilidad. Al margen de
cualquier otra consideración que se quiera plantear, esto es
también una injusticia social y una desigualdad tolerada por
una sociedad que hace la vista gorda.
Paradójicamente,
el aborto en condiciones de riesgo es una de las causas de
muerte e incapacidad materna más fácilmente prevenible y
tratable (2).
REVISION
DE LAS RECOMENDACIONES INTERNACIONALES PARA DISMINUIR LA
MUERTE POR ABORTO PROVOCADO EN CONDICIONES DE RIESGO
Desde
el punto de vista estrictamente médico la lucha contra el
aborto inseguro, es decir la lucha contra la causa más
importante de mortalidad materna, responde a una normativa que
se aplica en los países desarrollados, razón por la cual en
esos países la mortalidad por aborto provocado es una entidad
muy rara, prácticamente inexistente.
La
primera aproximación surge del Enfoque de Salud Sexual y
Reproductiva, basado en los Derechos Sexuales y Reproductivos,
tal como fueron adoptado por la Conferencia Internacional
sobre Población y Desarrollo (CIPD) en El Cairo, 1994. Los
derechos reproductivos incluyen el derecho a decidir libre y
responsablemente el número de hijos que se desea tener,
alcanzando asimismo el estándar mas alto de salud sexual y
reproductiva (18).
Con
respecto al embarazo no deseado, su prevención debe recibir
la máxima prioridad. Se buscará entonces eliminar la
necesidad del aborto. Pero a su vez las mujeres con embarazo
no deseado deberán tener acceso rápido a información
confiable y orientación sensible. Donde es legal, el aborto
debe realizarse en condiciones de seguridad. En todos los
lugares, incluso donde no es legal, la mujer debe tener acceso
a servicios de calidad para la consejería postaborto, la
educación y planificación familiar y el tratamiento de las
complicaciones (19).
Las
áreas de acción tienen niveles que van desde la
disponibilidad de anticonceptivos de emergencia (los que
reducen tanto el número de embarazos no deseados como el de
abortos) hasta el manejo seguro del aborto y sus
complicaciones (20).
El
aborto en condiciones de riesgo es un tema primordial en salud
pública, cuyo tratamiento humano debería abarcar todos los
niveles de prevención – educación, anticoncepción,
servicios seguros y tratamiento apropiado para aquellas
mujeres que han sufrido un aborto realizado en situaciones de
riesgo (21).
En
ningún caso se debe promover el aborto como método de
planificación de la familia.
Se insta a todos los gobiernos y a las organizaciones
intergubernamentales y no gubernamentales pertinentes a
incrementar su compromiso con la salud de la mujer, a ocuparse
de los efectos que en la salud tienen los abortos realizados
en condiciones no adecuadas como un importante problema de
salud pública y a reducir el recurso al aborto mediante la
prestación de más amplios y mejores servicios de planificación
familiar.
Las
mujeres que tienen embarazos no deseados deben tener fácil
acceso a información fidedigna y a asesoramiento comprensivo.
Se debe asignar siempre máxima prioridad a la prevención de
los embarazos no deseados y habría que hacer todo lo posible
por eliminar la necesidad del aborto. Cualquier medidas o
cambio relacionados con el aborto que se introduzcan en el
sistema de salud sólo pueden ser determinados a nivel local o
nacional, de conformidad con el proceso legislativo nacional.
Se
debería ofrecer con prioridad servicios de planificación
familiar, educación y asesoramiento postaborto que ayuden
también a evitar la repetición de los abortos (22) (23).
Metodológicamente,
es muy problemático el calculo de los niveles de mortalidad
materna (24).
Para
el diseño, ejecución y evaluación de los esfuerzos en política
y programas, es más importante comprender por qué las
mujeres mueren como consecuencia del embarazo y parto que
determinar el nivel de mortalidad materna (25)(26)(27).
PERSPECTIVAS
PARA REVERTIR LA SITUACIÓN SOBRE LA MORTALIDAD MATERNA POST
ABORTO EN CONDICIONES INSEGURAS
Desde
la promulgación de la Ley Nº 9.763, el 28 de enero de 1938,
en el Uruguay el aborto es considerado un delito.
Independientemente de las opiniones que los autores de este
artículo tienen sobre la situación legal actual, no se
entrará en consideraciones jurídicas, éticas ni religiosas
sobre la conveniencia o no de su modificación, ya que tales
puntos desviarían el foco de atención de lo que consideramos
una prioridad insoslayable en el momento actual: disminuir la
mortalidad materna por abortos provocados en condiciones de
riesgo.
En
el marco legal vigente y tomando en cuenta la situación que
hemos reseñado, surgen algunos interrogantes de trascendencia
sanitaria y ética:
- ¿Qué grado
de responsabilidad y de compromiso tienen los médicos cuándo
una mujer consulta sobre un embarazo no deseado?
- ¿Qué
información debería darse a una mujer que, en la
intimidad de una consulta, plantea su intención de
recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo?
- ¿Quién
debe ser responsable del manejo de dicha información?.
En
nuestro país, así como en la mayoría de los países donde
el aborto es ilegal, muchos integrantes del equipo de salud,
incluyendo médicos, parteras y enfermeras, carecen de
información fundamental sobre la legislación del aborto y no
saben como transmitirla (4) (28). Así, muchas mujeres que
estarían en condiciones de obtener abortos seguros, son
rechazadas por falta de conocimiento de los proveedores acerca
de las implicancias exactas de la ley, o debido a las
consideraciones personales, sea éticas, religiosas, etc. de
cada uno.
Frecuentemente
la atención medica después de un aborto es demorada o
inaccesible por desinformación, falta de protocolos para la
atención posterior al aborto, diagnostico erróneo o
actitudes punitivas de los proveedores de salud (14).
También
es legítimo preguntar: ¿El desarrollo de programas de
prevención primaria y disminución de riesgo serían
adecuados y viables en nuestro país? Como se indicó en la
CIPD, los programas de disminución de riesgo son aquellos que
están destinados a informar a las pacientes que están en
situación posible de realizarse un aborto acerca de los
riesgo, posibilidades, y ofrecerle las mejores garantías
posibles.
¿Podemos
hacer algo desde el ámbito médico para disminuir la
mortalidad materna por aborto en condiciones de riesgo?.
Partimos de una situación de hecho y es que en nuestro país
el aborto provocado es contrario a la ley. En este contexto no
esta de más recalcar que no propondremos ninguna acción
contraria a la ley. Lo urgente hoy, es el desarrollo de
medidas impulsadas desde diferentes ámbitos gubernamentales y
no gubernamentales para evitar que sigan muriendo más mujeres
por esta causa.
Para
ello es primordial cambiar la visión que en el presente
tiene la comunidad y especialmente las mujeres que deciden
realizarse un aborto provocado. En la actualidad es un hecho
que muchos médicos y otros prestadores de asistencia
sanitaria consideran el aborto provocado casi exclusivamente
como un problema legal con implicancias represivas,
desatendiendo el hecho de que es también – posiblemente más
– un grave problema de salud, dado que constituye la
principal causa de mortalidad materna. Esto ha
conducido a una visión sesgada del problema, lo cual desvía
el foco de atención de lo que es hoy un objetivo primordial y
urgente: disminuir la mortalidad materna por aborto provocado
en condiciones de riesgo.
La cuestión global
del problema del aborto no será resuelta exclusivamente por
los médicos en general o por los ginecólogos en particular.
Es innecesario detenerse en señalar nuestra convicción de
que como todo problema importante, deberá ser analizado y
resuelto teniendo en consideración la opinión y necesidades
de todo el espectro social que constituye nuestra nación. Pero
en tanto médicos, no debemos cerrar los ojos a una trágica
realidad, a la espera de una tal solución. Es nuestro deber
tener el coraje como para no desatender la gravedad de la
situación y reconocer que, desde el punto de vista sanitario,
el eje principal sobre el que debe girar cualquier propuesta
de prevención del daño es transformar al aborto provocado en
condiciones de riesgo en un problema de salud y no en un
problema legal.
El
núcleo de esta propuesta se centra en incrementar hasta donde
sea posible las condiciones de seguridad en la mujer que ha
decidido realizarse un aborto provocado.
Creemos que es bastante claro que lo que se puede hacer para
mejorar las condiciones de seguridad se basan en:
- Educar a la
comunidad acerca de la salud reproductiva y los abortos en
condiciones de riesgo y promover cambios en las políticas
para salvaguardar la salud reproductiva de la mujer
evitando siempre el aborto como método anticonceptivo.
- Información
a la comunidad y a las pacientes que lo requieran con
respecto a el aborto en condiciones de riesgo y como
evitarlas o por lo menos minimizarlas.
- Desarrollar
una correcta evaluación clínica y paraclínica pre
aborto, que incluya el asesoramiento, el examen clínico,
la confirmación ecográfica de embarazo intrauterino, la
edad gestacional del mismo y la determinación del grupo
sanguíneo de la madre, para evitar la inmunización en
los casos de madres Rh (D) negativo.
- Mejorar la
calidad y accesibilidad de la atención postaborto. En
este punto es clave promocionar la consulta precoz post
aborto y no esperar los síntomas de una presunta
complicación. Aquí el elemento determinante es generar
condiciones de confianza en la consulta siendo quizás
necesario revisar el principio del secreto profesional
frente a la necesidad de denuncia a la policía.
- Brindar
asesoramiento post aborto en cuanto a métodos de
maternidad elegida y soporte psicológico a las mujeres
que lo realizaron.
Existe
actualmente un importante cuerpo de información internacional
que puede ser analizada, así como experiencias
internacionales transmitidas como "lecciones
aprendidas", tal como lo señala el Secretario General de
la FIGO (16). La necesidad critica actual es llevar programas
a escala, y proveer guías y soporte a estos programas.
Tales
programas deben llevarse a cabo dentro de la legislación de
nuestro país, siendo importante la existencia de un centro de
referencia que desarrolle las funciones asistenciales, en
cuanto a consulta pre y post aborto, asesoría
individualizada, así como las implicancias legales, denuncia
y responsabilidad, pero también de formación de recursos idóneos
para desarrollar esta función y de investigación con
respecto al desarrollo de una línea de prevención especifica
de la morbimortalidad por aborto inseguro. Sería deseable que
este centro se desarrollara en la órbita del Ministerio de
Salud Pública por varios motivos, entre los que se encuentran
la de retomar su función como normatizador en salud en un
tema-problema soslayado y en mejorar la salud de la población
de nuestro país con énfasis en la que no tiene otra
cobertura asistencial que la del propio MSP.
Es
necesaria la coordinación y el apoyo técnico entre los
diferentes actores, desde el ámbito gubernamental hasta el de
las ONGs que trabajan sobre el tema. En este marco existe un
grupo denominado "Iniciativas ciudadanas en contra del
aborto inseguro" y con ese mismo espíritu en el CHPR se
conformó el grupo "Iniciativas médicas contra el aborto
inseguro"
.
Muchos
reclamos planteados en los últimos años evidencian que la
sociedad uruguaya se encuentra preocupada por este tema, pero
también hacen ver que está expectante en lo que respecta a
posibles acciones en todos sus ámbitos, desde el legislativo
hasta el de la comunidad. La sociedad uruguaya merece conocer
opiniones médicas (y específicamente ginecológicas) que
sean realistas y desapasionadas.
En
este contexto y partiendo de la base que es el ginecotocologo
el médico de la mujer en todas las etapas de su vida,
consideramos impostergable el compromiso de todos,
especialmente para con las mujeres más desprotegidas, si
realmente deseamos terminar con el flagelo de la
morbimortalidad materna por aborto inseguro.
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