OPORTUNIDADES
Y
DERECHOS NI MAS NI MENOS
Plan
de Igualdad para
la Ciudad de Montevideo
COMISION EQUIDAD Y GENERO - COMISION DE LA MUJER |
¿Por qué un Plan de Igualdad de
Oportunidades?
La
desigualdad entre los géneros ha estado parcialmente oculta en nuestra
sociedad. Frecuentemente nos hemos representado como una sociedad homogénea y
ausente de grandes conflictos internos, olvidando el complejo caleidoscopio que
nos expresa.
Montevideo,
donde habitan 1.380.962 personas, concentra el 41.6% de la población del país,
y está constituida en un 53.2% por mujeres. La diversidad también vive entre
ellas. ¿Cómo hablar de “la” mujer montevideana?
Casi
la mitad de ellas se integran al mercado de trabajo y se mantienen en él de
manera sostenida a lo largo de diferentes períodos de su vida, incluido el
ciclo de la maternidad.
El mundo del trabajo ha sido considerado
como una fuente de igualación para las mujeres y los hombres. Sin embargo,
nuestra realidad muestra que las condiciones y calidades de los empleos de
hombres y mujeres difieren de manera sustantiva. También entre las trabajadoras
montevideanas existen diferencias. Algunas condiciones específicas aumentan los
obstáculos en el mercado de trabajo: la pobreza, la raza y la edad empeoran las
oportunidades para algunas mujeres.
En general, las montevideanas acceden a
trabajos de menor calidad que los hombres: la mayor parte se encuentra empleos
“atípicos” – servicio doméstico, microempresas, trabajo por cuenta
propia, trabajadoras familiares, etc.. En ellos la desprotección social es el
elemento común.
Más de la mitad de las montevideanas están
en los llamados “servicios”, entre los que se encuentra el servicio doméstico.
Las transformaciones operadas en el
mercado de trabajo, han llevado a una creciente diferenciación entre sectores
de servicios modernos y tradicionales, que también involucran a las mujeres.
Desde hace ya tiempo en áreas de servicios no tradicionales se encuentra a un número
de mujeres jóvenes.
La segregación sexual del mercado de
trabajo es un fenómeno reconocible que se manifiesta en una escasa
diversificación de las ocupaciones a las que acceden las mujeres. La segregación
incide en la desvalorización y las bajas remuneraciones de los trabajos desempeñados
principalmente por mujeres, como lo muestra el servicio doméstico.
El salario promedio femenino es un 40%
menor que el masculino. Los estudios realizados muestran que estas diferencias
en las remuneraciones de hombres y mujeres no se relacionan con la diferencias
en la calificación, la inserción laboral o las horas trabajadas, sino que se
explican porque los trabajos desempeñados por mujeres son, sencillamente, peor
pagos.
Es más, se ha observado que las mujeres
activas tienen más años de escolaridad promedio que los hombres activos. Esta
tendencia hacia una mayor inversión en educación por parte de las mujeres se
da en diversos sectores y tiene ya larga data.
Según información reciente, el 66% de
las adolescentes (de 14 a 19 años) solamente estudia. Entre los varones de la
misma edad, el porcentaje es sustancialmente menor. Cabe destacar que las jóvenes
afrouruguayas, que en un alto porcentaje se integran tempranamente al mercado de
trabajo, encuentran mayores dificultades para mantenerse en el sistema educativo
formal.
Un 18% de los adolescentes y jóvenes no
estudian ni trabajan. En este grupo también las mujeres tienen mayor
representación, mostrando la diversidad de situaciones que se explican por el género
y otras dimensiones que operan como excluyentes.
La tasa de desempleo, que ha crecido de
manera significativa en los últimos dos años, afecta más a las mujeres. En
Montevideo hacia fines del año 2001 el desempleo alcanzó al 16.6%: al 11.8% de
los hombres en actividad y al 21.6% de las mujeres en la misma condición. El
grupo más afectado es el de las mujeres menores de 25 años, donde llega a
48.2%.
La incorporación
de las mujeres al trabajo remunerado no las ha eximido de sus roles
tradicionales vinculados a la reproducción del hogar. De esta manera, la mayoría
de las mujeres cumplen al menos con dos jornadas laborales completas, una de las
cuales no posee remuneración alguna.
La recesión que
atraviesa el país y la crisis de la región han tenido altos impactos sobre
Montevideo y particularmente sobre las montevideanas y los montevideanos más
vulnerables, por condición socio económica, por edad, por pertenencia a
“minorías”, por pertenecer a sectores excluidos.
La referencia a
la reproducción de la pobreza parece despojar a las personas no sólo de
destino sino también de identidad. 4 de cada 10 niños menores de 6 años viven
en hogares en situación de pobreza.
En Montevideo el
27% de los hogares no unipersonales tiene jefatura femenina. Sabemos que en
estos hogares existen situaciones muy diferentes. En un extremo aquellos hogares
con madres de numerosos hijos, empobrecidas, excluidas, carentes de recursos mínimos.
En el otro, un pequeño grupo de mujeres que compartiendo la condición de
“jefas” con las primeras, son “independientes”, con pocos hijos
y recursos sociales y económicos. La maternidad adolescente es un fenómeno
que tiene cada vez más incidencia en el país, asociado fuertemente a la
pobreza. Un 17% de los nacimientos del país corresponden a niños de
adolescentes madres.
En el Uruguay,
la primera ley de divorcio, aunque tímida, data de 1907, la disposición de las
mujeres a controlar su fecundidad ha sido temprana y sostenida. Sin embargo,
mientras la pauta reproductiva marca, para los sectores medios y medios altos,
una tardía nupcialidad y maternidad, en los sectores de menores recursos económicos
y culturales las adolescentes madres son frecuentes, reproduciendo la pobreza.
Hagamos notar que casi la quinta parte de las adolescentes madres (de 15 a 19 años)
no terminado la primaria.
La asignación
de las mujeres a los roles más tradicionales, vinculados a la esfera privada,
siguen resultando “naturales” para una gran parte de la sociedad, y ha
habilitado a relaciones de subordinación en el seno del hogar. Algunas
de las expresiones más crueles de éstas relaciones se traducen en situaciones
de violencia doméstica, donde mujeres y niños son frecuentemente las víctimas.
El Parlamento
uruguayo ha asumido este tema, y se propone legislar sobre la violencia doméstica.
La presencia de una bancada femenina a nivel legislativo resulta un aliciente
para la promulgación de leyes que profundicen la equidad entre los géneros, en
un país donde la presencia de mujeres a este nivel ha sido siempre
insignificante.
Como lo
demuestran múltiples estudios realizados, la participación de las mujeres es
sistemáticamente mayor en las bases que en los ámbitos de decisión. La
representación ha estado en manos de hombres tanto en los sindicatos, en los
partidos políticos, en las instituciones nacionales y municipales, así como en
muchas organizaciones sociales.
Recientemente, a partir del proceso de descentralización impulsado por la Intendencia Municipal de Montevideo, en el cual las mujeres han tenido un importante papel, ha crecido su representación en los órganos locales donde ocupan casi la mitad de los cargos, acumulan experiencia y se hacen visibles para la comunidad. Sin embargo, este espacio debe permitir una mayor y mejor expresión y gestión de las necesidades específicas de las mujeres, así como debe habilitar la concreción de relaciones más democráticas, respetuosas e innovadoras entre mujeres y hombres.
INDICE
1.
Presentación
2.
Hacia el Montevideo que queremos
3.
¿Por qué un Plan de Igualdad de Oportunidades?
4.
Objetivos, medidas y responsables
· Por
una cultura de equidad
· Por
el derecho al uso y disfrute de los espacios públicos
·
Por el derecho a la participación y desarrollo de
iniciativas locales
·
Por más oportunidades de trabajo
·
Por los derechos sexuales y reproductivos
·
Por el derecho a una vida libre de violencia de
género
·
Por un mayor y mejor acceso a la tierra y al techo
·
Por ciudadanías juveniles libres de
condicionamientos de género
·
Por el derecho a crecer en condiciones de igualdad
·
Municipales en equidad
5. Acerca
de la implementación del 1er Plan de Igualdad de Oportunidades
y
Derechos de Montevideo
© autogestión vecinal (http://www.chasque.apc.org/guifont) Montevideo/URUGUAY
Edición Internet 2002: Guillermo Font
Guillermo Font - ELECTRICISTA
Correo Electrónico: guifont@chasque.apc.org
Montevideo - URUGUAY