Artículos de Opinión


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ARTÍCULOS DE OPINIÓN

El problema social del aborto, un asunto de intolerancia - Lilián Abracinskas
El aborto en Uruguay, un servicio público en la clandestinidad. - Rafaél Sanseviero
Aborto: Territorio femenino; discurso masculino - Susana Rostagnol
O Debate sobre o aborto: agenda feminista, mídia e opinião pública - Sonia Correa

 

 

 

 

 

 

 

Artículo Publicado en el Suplemento Bitácora - Diario La República.
5 de diciembre de 2001. Montevideo - Uruguay

El aborto en Uruguay, un servicio público en la clandestinidad.

Texto y entrevista de 
RAFAEL SANSEVIERO (
*)
rafaels@montevideo.com.uy


La interrupción de embarazos no planificados es un recurso al que anualmente apelan muchas decenas de miles de mujeres en Uruguay. La desinformación acerca del número, condiciones y consecuencias de estas intervenciones quirúrgicas es uno de los resultados de la clandestinidad en que se practican. Desde 1938, en los artículos 325 a 328 del Código Penal se tipifica el aborto como delito. Las atenuantes y eximentes que allí se establecen no mitigan, prácticamente en ningún caso ni para ninguna circunstancia, las consecuencias ni peligros que la clandestinidad impone a la interrupción de la gravidez. En todo caso, disponer de más de 400 dólares para pagar una buena clínica, constituye una relativa garantía en cuanto a las condiciones médicas en las que el aborto se realiza.

Uruguay aprobó, sin reservas, los documentos producidos en la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo realizada en El Cairo (1994), y en la Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995).
En ellos se establece entre otras cosas que: "En todos los casos las mujeres deberían tener acceso a servicios de calidad para tratar las complicaciones derivadas de abortos...", y "...considerar la revisión de leyes que contemplen medidas punitivas contra las mujeres que han recurrido a abortos ilegales".
En lo que va del año 2001 es seguro que han muerto 7 mujeres como consecuencia de abortos inseguros. No se puede asegurar que sean las únicas; lamentablemente sí podemos estar seguros que no serán las últimas.
La sociedad uruguaya debate recurrentemente acerca de la legalización, despenalización o descriminalización del aborto. La flagrante contradicción existente entre una práctica ampliamente difundida en la comunidad y un marco legal que la reputa como delito, ambienta el debate público. Sin embargo nunca se avanza más allá del intercambio de argumentos.
En la discusión se entrecruzan razones, pasiones y planos argumentales diferentes.
Quienes rechazan filosóficamente esta práctica se dividen, grosso modo, en dos posiciones: los que entienden la interrupción del embarazo como un asunto de la conciencia de cada persona y, por lo tanto, entienden que el estado no debe imponer a todos, a través de la ley, una visión única; por otro lado, están aquellos que sostienen que la ley debe ser un actor en la construcción de las opciones privadas de las personas.
Para amplios sectores sociales, académicos y profesionales, el aborto inseguro es un problema que afecta los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, esto es, sus derechos como personas. También es denunciado como un problema de salud pública y de justicia social.
Hay voces "autorizadas", que tradicionalmente son las convocadas a opinar. Bitácora ha decidido abrir un espacio a la consideración de las razones de unos y otros; pero sobre todo intentaremos ofrecer información relevante.
Como siempre, las páginas de Bitácora están abiertas a quien quiera hacer conocer sus puntos de vista. Hemos elegido empezar el tratamiento de este tema buscando información de primera mano, a través de un reportaje realizado a integrantes de una clínica ginecológica donde se practican interrupciones de embarazos; una entre tantas, de las que están disponibles en la ciudad de Montevideo.

En muchos lugares del país

No hay ningún misterio; el que llegó hasta la clínica sabe qué servicios va a buscar; quienes nos reciben actúan con naturalidad y eficiencia. Las mujeres o las parejas comparten la sala de espera como en cualquier servicio de salud. A veces la conversación, como en cualquier antesala médica, aterriza en los problemas de cada una. Se comparte temor, ansiedades y, quien las tiene, sus experiencias. Los encargados de la clínica hacen una introducción colectiva acerca de los riesgos y condiciones en que se hará la intervención, así como las medidas que hay que tomar en caso de presentarse dificultades: sean estas sanitarias o legales. Después, cada paciente pasa a ser interrogada individualmente para establecer si reúne las condiciones para la intervención que viene a solicitar.
Nosotros conversamos con los protagonistas de este acto médico que, de maneras diferentes, a veces muy sórdidas, se repite diariamente en muchos lugares del Uruguay.


El aborto como método anticonceptivo: antes y ahora.

La conversación fue fluida y por momentos apasionada. A veces las respuestas se superponen; pocas veces se contradicen. Por razones de espacio transcribimos una síntesis del diálogo.
-¿Cuánto tiempo llevan dedicados a esa actividad?
-Diez años, un poco más de pronto...
Bueno -acota alguien- yo hace mucho tiempo que estoy en contacto con el aborto porque crecí junto a una casa que, todo el barrio lo sabía, era donde venían a hacerse abortos miles de mujeres... era imposible no darse cuenta... ahí atendían una partera y un médico, ella hacía la intervención y el médico supervisaba todo, esto lo fui sabiendo porque nos hicimos muy amigos, por esa razón estuve cerca del tema ¿sabés cuántos abortos se hacían ahí, hace 40 o 50 años? 60 por día... Además no eran las técnicas que hay hoy día... la aspiración... era más peligroso... Claro, en esa época no había otros métodos anticonceptivos. Por supuesto, basta hablar con las abuelas, las tías viejas y preguntarles... las que tuvieron menos suerte se hicieron 15, 20 abortos o más, a lo largo de la vida. (1)



Un negocio y un servicio público en la clandestinidad

-¿Por qué trabajan en esto?
-Por razones económicas, para vivir... vos no estudiás medicina para dedicarte a este tipo de intervenciones, porque esto no lo aprendés en la Facultad. Realmente no nos gusta estar en esto... Los médicos andan corriendo de una sociedad a otra, para el que tiene empleo, después de estudiar diez años... Mirá que realmente no nos gusta. (...) Si, pero, después de tanto tiempo es como un trabajo más... no estás pensando, yo creo (los aspectos negativos) de lo que estás haciendo. Ojo, tenés la responsabilidad de hacerlo, pero no estás pensando realmente en lo que estás realizando, en la palabra aborto...
-¿Y por qué no les gusta?
-Por la ilegalidad; no solamente porque estás desplazado de todo el ambiente médico... al estar al margen de la ley somos considerados un delincuente más... No para todos los colegas. Hoy día no tanto.
-Pero ustedes están brindando un servicio que las mujeres necesitan en determinadas circunstancias y los servicios médicos legales no lo brindan.
-Totalmente, es más, nosotros no vamos a buscar ninguna paciente, es decir, quien viene es la paciente... por miles de causas, muchas, económicas, sociales, familiares... sobre todo económicas, dicen sobre todo, que no pueden mantener ese nuevo embarazo.

-Si no existieran clínicas con buenos servicios, las mujeres emplearían otros recursos, y aún existiendo los emplean también...
-Lamentablemente sí, las mujeres buscan otros recursos por un motivo económico, desgraciadamente es así...
-¿Cuántos abortos se hacen por semana, por mes?
-Depende: semanas o meses de muchos y otras de muy pocos. A veces hasta 50 por semana, otras veces tres por día. Hemos llegado a tener más de diez pacientes diarios, pero hace mucho que no sucede... mucho tiempo.



Un delincuente conocido y aceptado

-¿Por qué les molesta la clandestinidad?
-Porque soy un delincuente, estoy al margen de la ley, soy un delincuente.
-Y eso ¿qué consecuencias tiene?
-La tensión es permanente... tú estás solo con la paciente, le tienes que brindar un servicio las 24 horas del día, cuidar que no concurra a ningún servicio médico porque ahí va tu libertad...
-¿Cómo?
-Y... vos la atendés y todo sale perfecto desde el punto de vista médico, todo OK, pero puede suceder que después se pelea con el novio, el marido, con la vecina, con la amiga que la acompañó, y la amiga fue y la denunció y ahí ya te encontrás en el medio de un lío... eso también es una parte de la inseguridad... no es tan fácil... y eso pesa en los hombros, pesa mucho... Pensá además, si voy a sacar una tarjeta de crédito y te preguntan ¿en qué trabaja...? y vos decís, soy médico y te piden un recibo de sueldo y no lo tenés (...) El otro día en un curso que estaba haciendo y cada uno decía su trabajo, dije trabajo en una clínica ginecológica... ¿y qué hacen me preguntaron? Hacemos de todo.... ¿todo lo qué, hacen abortos también? Sí también... como que ya basta, no lo oculto más... vamos de frente... quién no ha tenido cerca de alguien que se tuvo que hacer un aborto, ché... no joroben. (...) Sí, pero hay otra cosa, uno a los hijos los educa con valores... la hombría de bien, la honradez... la moral, cómo comportarse en la vida... yo a mis hijos mientras crecían no les dije a lo que me dedico... pero cuando fueron grandes y para evitarles un shock por si pasaba algo, los senté y se los dije claramente... estuvieron una semana sin hablarme porque no admitían que estuviera en una actividad ilícita: "¿pero dónde está todo lo que nos enseñaste, todo lo que predicas?"... fue muy difícil... no sé si lo superaron... es duro... si me demoro ya me está llamando: "¿qué te pasa? ¿pasa algo? ¿por qué demorás?"... además tienen una vida social... en determinado momento trascendió públicamente mi actividad... y lo que a ellos le preocupaba era que los amigos dejaran de tratarlos... cosa que no sucedió con ninguno... pese a que concurren a un colegio religioso... pero siempre me están recriminando mi trabajo y nunca en casa se debe hablar del tema.
-¿No los cuestionaron desde ese punto de vista?
-No.



Un problema de todas

-Pero desde la iglesia la cosa es muy pesada.
-Sí... pero mirá, hasta cierto punto. Muchas mujeres que nunca pensaron en llegar a tener que pensar en hacerlo hasta que les pasa: tener un embarazo y saber que no lo pueden tener, que por más que piensen no lo pueden tener; mirá, el caso más claro, nosotros hemos tenido pacientes que eran religiosas; monjas, catequistas.
-¿Las atendieron?
-Sí.
-¿Cómo enfrentaron ellas esa situación?
-Igual que cualquier mujer... Yo pienso que peor, va contra todos sus principios... porque no sólo atendés la paciente, tenés que saber el entorno familiar que hay detrás de ella; ¡imaginate el entorno de una religiosa! En verdad a uno le preocupa si el marido sabe o no sabe, si come o no come, la intervención no terminó cuando terminaste de atenderla, tenés que saber que la paciente coma, si está nutrida o no... (...) Mirá, te cuento que tuvimos una paciente, una chica jovencita, que vino con los padres, gente mayor... se atendió, y después, cuando vino el Papa, que te cuento que veo en televisión, en primera fila, en la misa, estaban el matrimonio y su hija...



La decisión

-Cómo definen a quién intervienen y a quién no?
-Hacemos un interrogatorio muy exhaustivo en lo previo. Si tiene alguna patología, es lo primero; si el marido, el novio o la familia saben, si están de acuerdo... primero los aspectos sanitarios y después el entorno familiar.
-¿Si hay conflicto de familia no intervienen?
-No, y lo mismo pasa con las menores de edad. Tienen que venir la mamá o el papá y autorizar...
-¿Sucede?
-Sí claro; tampoco atendemos una menor que viene obligada por la mamá y el papá; o lo que sea... No atendemos a nadie que no venga por su propia voluntad.
-¿Cuánto dura ese interrogatorio?
-Media hora, un poco más, depende. Claro, pueden mentir... pero cuando una paciente se sentó, de la manera que habla, ya sabés si te miente o no, si está obligada, si quiere o no. Y la pregunta primera es: ¿tú te querés atender aquí? ¿Y a qué vine? te contestan; sí pero decímelo, es mi obligación preguntar. A la pareja, a los dos. (...) Como también sucede que vienen pacientes que te dicen que el marido no sabe, que no se va a enterar y yo te doy mi palabra que esto queda nosotros dos... y les creo; porque te das cuenta cómo es la persona; muchas veces las intervenciones son para esconder una infidelidad y mantener la pareja.



La soledad de las mujeres

-Cuándo se niegan a intervenir ¿qué dicen?
-La verdad, los motivos por los que no se las atiende, ya sean familiares o de salud... si son familiares pueden ir a otro lado, si son de salud no lo recomendamos... Pero la paciente que está decidida a interrumpir un embarazo lo hace sin importarle los riesgos.
-¿Alguien los hizo cambiar de opinión?
-Sí, alguna vez, lo piden por favor; pero les pido que vengan con algún familiar, tía, vecina, para que no se enfrenten a esa intervención quirúrgica solas... Pero cuando hay riesgo de salud no cambiamos de opinión.
-¿Hay muchas mujeres que llegan y se van solas?
-Sí, muchas.
-¿Por qué pensás que es eso?
-Porque las dejan los novios, los amigos, los maridos, porque no tienen pareja, y de pronto no tienen a nadie de confianza que las acompañe, porque sienten que es un problema que no quieren compartir. (...) Nosotros tratamos de contenerlas, explicándoles lo que vamos a hacer, cual es la técnica... todo, ninguna paciente llega al consultorio sin saber a lo que se va a exponer.



Técnicas, riesgos, atención pos aborto

-¿Cuál es la técnica que emplean?
-Por aspiración. Es como una jeringa con una válvula y una cánula adelante... se aspira; después se hace siempre un pequeño legrado para asegurar que no quedaron restos... Dura 10 o 15 minutos, con anestesia general muy leve, todo realizado por profesionales, con material descartable y con esterilización del material permanente. Se le hace una profilaxis, se administran antibióticos.
-¿Y le hacen seguimiento a la paciente?
-Sí. Les damos todos nuestros teléfonos, todo para no perderla de vista y que no quede sola... cuando les vino el próximo período tienen el alta, mientras tanto así tengan un dolor de garganta es nuestra responsabilidad y tienen que llamarnos, no les cobramos absolutamente nada por eso....
-¿Vienen, llaman?
-Sí, sí, vienen, no todas, pero si lo necesitan te llaman... no sé si es por lo que insistimos... es que en eso va nuestra seguridad... si se va una paciente a un hospital y corrés el riesgo de la denuncia. Si llega una paciente al hospital, y de pronto le quedaron algún resto o coágulos (lo que puede pasar) y si se toma a tiempo se resuelve con otro legrado... pero si va al hospital... y la atiende un médico sin experiencia, que no sabe hacer un legrado... le hace una limpieza y le perfora el útero o produce una sepsis... entonces, de quién es la culpa? Nuestra.
-¿Han tenido complicaciones?
-Sí, pero ninguna seria. Siempre a tiempo y solucionable. Las mismas que ocurren en cualquier institución médica u hospital.
-¿Cuáles pueden ser?
-Una perforación uterina, un embarazo ectópico, una hemorragia... son las cosas más graves; que haya quedado algún resto... pero todas solucionables.
-Este año ya murieron siete mujeres por abortos inseguros...
-No puede pasar; algunas deben haberse provocado ellas mismas la intervención.
-Pero pasó; alguna si se hizo ella misma el aborto; la última se hizo la intervención en una buena clínica, por lo que se sabe...
-Pero no te puede pasar... trabajás con médicos, se toman todas las medidas, y las precauciones.
-Sí, está bien, pero hablemos de lo que sucede ante un imprevisto... cómo se soluciona, qué se hace, cómo actúan ustedes para evitar la muerte y los daños?
-Te comunicás con tus cirujanos, éstos a su equipo... alquilás un block quirúrgico, la internás y, si es necesario la operás. Tu tenés que ser capaz de solucionar cualquier imprevisto. Lo primero es la paciente y su salud.
-¿Qué es reaccionar a tiempo frente a una complicación?
-Atención al dolor, pérdidas importantes, fiebre... el dolor es síntoma de que algo no anda bien.... la paciente se tiene que sentir bien al terminar.
-De pronto alguna mujer o una chica después del aborto quede anímicamente afectada y quiera negarlo y no reconozca el dolor o lo niegue
-A veces te dicen: pensé que se me iba a pasar... o no te quería molestar!!! ¡cómo molestar! Vos sabés que estamos atentos las 24 horas del día... si te llama a las cinco de la mañana la tenés que asistir, te encuentres donde te encuentres.



Circunstancias y plazos

-¿Cuál es el tiempo de embarazo que aceptan para interrumpir la gravidez?
-Hasta los tres meses, doce semanas como máximo.
-¿Cómo lo determinan?
-En el análisis, con una ecografía o un tacto vaginal... cuando le preguntás por la última menstruación... ojo hay mujeres que ni saben...
-¿Y cuando una mujer se hace una amniocentesis después de las doce semanas y se encuentra con un diagnóstico que indica la conveniencia de interrumpir la gestación?
-En esos casos la podés atender... yo trato de que lo resuelvan en la sociedad: que hablen con el médico e insistan.
-Pero en general no tienen suerte
-En algunos lugares sí. Es un tema muy delicado.
-Pero ¿ustedes tienen alguna solución para darle; la intervención se puede hacer?
-Algunas veces; solamente si tenés una situación clara, a través de una amniocentesis que detecta la malformación... sólo en esos casos, un matrimonio constituido que tiene ese problema... Claro; acá te hacen la amniocentesis pero no te dan una solución; te dan un sobre con un resultado y a deambular de aquí para allá, en general sin encontrar un solución...
-¿Cuánto cobran un aborto?
-400 dólares, hoy día mucha gente no los tiene.
-No todo el mundo los tiene.
-Por eso pasa lo que pasa con tantas mujeres. Hay muchos gastos; ojo, todos son gastos... si estás en algo ilegal también querés tener un beneficio... Por supuesto pero, ¿cuánto se cobra un acto médico en la sociedad...? y nadie los señala por cobrar. No nos hacemos ricos. Podés comer todos los días y vivir tranquilos...
-¿Ustedes han sido objeto de intentos de extorsión?
-Sí, siempre.
-¿Cómo han reaccionado?
-Según el momento; en general no les hacemos caso.



¿Legal o ilegal?

-¿Cuál es la opinión de ustedes sobre la posible legalización del aborto?
-Nosotros en un momento trabajamos por la legalización, juntamos firmas, entregamos firmas... pero no pasó nada... viviríamos más tranquilos, dormiríamos tranquilos.... sobre todo dejaríamos de ser delincuentes.
-¿Y desde el punto de vista de los ingresos qué significaría?
-No lo sé; le pregunté a muchas pacientes qué harían si fuera legal. Unas dicen que irían a la sociedad y otras que seguirían con nosotros por la confianza...
-¿Pensás que el sistema de salud estaría en condiciones de asumir este servicio?
-Pienso que sí; de eso se trata... esta es una intervención absolutamente ambulatoria... en aquel momento dijimos que estábamos dispuestos a trabajar hasta dos veces por semana para Salud Pública gratis...
-Ustedes tienen la experiencia acumulada.
-Sí, yo no sé que va a pasar; sé que no queremos seguir siendo delincuentes.
-¿Qué relación tienen con los médicos ginecólogos que no practican abortos?
-Buena, hay médicos que te derivan pacientes, hay médicos que les dicen a las pacientes, mirá andá a este lugar pero no digas que yo te mandé; hay otros que te llaman para decirte, te mando una paciente... yo que sé. Hay otros que te denuncian; hay hipócritas que dicen yo jamás, y sin embargo... Hay de todo, tengo el caso de que una paciente que fue a consultar al ginecólogo de la mutualista para hacerse un control, a los tres meses de haberse hecho un aborto y se lo dijo; cuando llegó a la casa atrás llegó la policía porque el tipo había denunciado que la paciente se había hecho un aborto...

(1) Según una reciente encuesta del Centro Latinoamericano de Salud y Mujer (Celsam) el 85% de las uruguayas en edad reproductiva usa como método anticonceptivo el condón, la píldora o el dispositivo intrauterino. Publicado en Brecha 2/11/01

(*) Editor de Política de Bitácora.

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