Madre Esmeralda VOZ DE DIOS
MENSAJES DIVINOS:
20. BIENVENIDOS AL CIELO
“Bienvenidos'', dice ese cartel, bienvenidos...
Mis ángeles se están acercando,
para invitar a mis ángeles a ascender a las estrellas.
–Bienvenidos...– dirán ustedes abriendo los brazos,
y ellos dirán:
–también ustedes bienvenidos serán hacia nosotros...
Y allá, verán qué maravilla,
los encuentros que se verificarán,
y será todo tan rápidamente,
porque a la Tierra tenemos que volver,
es una preparación...
Como corderitos felices,
y corazones latiendo como música celestial,
así se sentirán mis hijos, como corderitos,
porque ya no habrán lobos que los atemoricen.
¿Que los amamos..?
Si con la Madre en cada uno somos Trinidad,
cada uno podrá comprender,
que los amamos con amor de Cielo,
y de este amor ninguno fuera quedará.
Bienvenidos mis hijos en el sentido humano,
pero el Cielo, aquella parte que quedó desierta y triste,
muy pronto se va a alegrar,
porque hasta en lo más profundo del Cielo,
se sentirá un canto que dirá:
–¡Bienvenidos otra vez acá!...
Y vuestras alas que esperando están,
también dirán:
–otra vez me puedo prender en tí, en tí y en tí....
pero a un mismo tiempo,
nadie tendrá que esperar.
Es para todos, un solo Cielo,
no hay distintos,
y como a ningún hijo Yo he condenado,
todos juntos volveremos,
y estaremos todos tan unidos y abrazados.
Sí almas mías, así es,
así como ustedes como trocitos de pan se ofrecieron,
para despedazarse, para sentirse también devorar,
por situaciones, por miedos,
por obligaciones a la vez...
se sentirán de pronto reconstruir,
como ese maravilloso y tierno pan,
todos integrantes del grande,
del dulce pan del Cielo.
Sí, así fueron,
para venir a un pan amargo como hecho de tierra,
y vivir los tormentos.
¿Cómo no he de amarlos?
¿Quién quiso quedarse allá a disfrutar?
¡Ninguno!
¡Si se ofrecieron por amor!
Pero hoy surge algo nuevo,
sí, almas mías, algo nuevo surge,
y pronto sentirán con qué fuerza latirá cada corazón.
Sí, de vuestras manos, s
urgirán las maravillosas semillas,
que la Tierra con qué amor las va a recibir,
porque la Tierra entonces,
se comienza a transformar en el Paraíso terrenal.
Y saben que todo se cumple como se profetizó,
y este es el Tiempo que el dolor llega al fin,
a la total transformación.
El dolor en alegría, en paz,
en esa inmensa felicidad...
Ustedes son luces,
así en el Cielo los creamos,
como ángeles de divinidad,
ustedes son luces también,
que no se apagarán jamás.
Adelante y sin temor,
Tiempo de los Tiempos es,
hijos míos Yo también vuelvo a bendecirlos,
con toda la fuerza del amor,
con que primero en el Cielo,
y después en la Tierra,
a cada uno los hemos creado.
AMEN
(17/08/96)