El aborto es una realidad para
estas mujeres católicas. Realidad cercana y conocida para
algunas, por haber sido vivida personalmente o a través
de hijas, hermanas o amigas. Para muchas de ellas el
aborto fue una opción íntimamente valorada en algún
momento. Ninguna mujer se negó a hablar de este tema,
aunque de acuerdo al contenido de lo que se decía alguna
optaba por tomar distancia, hablando de "otras"
más lejanas: las vecinas, las jóvenes, las más pobres.
Frente a la cuestión del aborto
las mujeres participantes iban acercándose lentamente,
las primeras reacciones generalmente estereotipadas fueron
condenatorias del hecho, como si repitieran lo aprendido,
lo que debe ser, la ley. Posteriormente, como recorriendo
un espiral descubren matices, complejidades y finalmente
les resulta difícil acordar en una posición terminante y
absoluta.
Es interesante destacar que este
proceso fue transitado casi sin diferencias en todos los
grupos, aunque en algunos de ellos el testimonio personal
y directo de alguna participante acelera la búsqueda de
posiciones más comprensivas.
¿Sí o No?
Las posiciones que más consenso
generan entre las mujeres son aquellas que plantean el
aborto como una práctica no deseable que debería ser
evitada, pero que en definitiva es una decisión que atañe
a cada mujer con su conciencia y frente a Dios.
* "Esa es la libertad que
Dios da a cada uno".
* "Uno no es quién para
juzgar a nadie, cada uno sabe cuál es su problema y en qué
momento los tiene".
* "Nadie se anima a decir qué
es lo que tiene que hacer ella, eso queda a conciencia de
uno, nadie se anima a decirle: hacé esto".
* "Es porque nunca se
cuidaron, porque no la han dejado abortar, ni abortaron,
pero a la larga ver gurises de 16 años en la calle, que
matan... Es todo un trasfondo. Entonces, vos te detenés a
pensar, ¿para qué lo tuvo? Se lo hubiera sacado.
Vos te ponés a pensar, por un
lado te parece bien, pero por otro no. En otra persona, en
otra situación no. Depende de la situación".
Las mujeres no discreparon entre
sí en el abordaje ético de la interrupción de un
embarazo. En todos los grupos se expresaron opiniones
vinculadas a la defensa de la vida en gestación y a la
responsabilidad asumida en la concepción, algunas de
estas opiniones catalogaron drásticamente al aborto como
asesinato o pecado mortal.
La interrupción del embarazo se
asocia también, aunque sin conceptualizarlo de esta
manera, con un incumplimiento del mandato genérico de ser
madre. Ellas en principio deberían estar en completa
disposición a aceptar el hijo que fue concebido. En
definitiva es responsabilidad de ellas el no haber evitado
la fecundación, existen métodos que previenen embarazos
y pueden usarse.
El aborto entonces, es un recurso
extremo, un mal menor, que sólo puede explicarse y
comprenderse en circunstancias especialmente difíciles:
las condiciones socioeconómicas, la edad de la madre (en
los dos extremos de la vida reproductiva), la posible
discapacidad del hijo, o el ser éste fruto de una violación.
En ningún caso se planteó al aborto como un derecho de
las mujeres, o como una opción válida relacionada con la
realización personal.
Algunos testimonios expresan
claramente la percepción que las mujeres poseen sobre la
complejidad del problema:
* "Si un hijo viene al mundo
uno tiene el deber de criarlo, pero si se puede evitar,
claro, porque uno no está en condiciones. Pero si está
el destino que no puede, bueno lo dejo, en vez de tener
uno, tenga dos..."
* "Vos tenés que pensar
antes de hacerlo, porque después es una vida, ¿no?".
* "No juzgo a las mujeres
que se hayan hecho un aborto, yo no querría hacérmelo,
pero es igualmente un crimen no tener la posibilidad de
criarlos, y de darles todo lo que ellos necesitan..."
* "Yo tampoco estoy de
acuerdo, pero ¿cómo juzgarlos, si no tienen dónde
vivir, no tienen qué comer, así tienen dos o tres hijos
y no tienen trabajo y si no saben cómo cuidarse?".
* "Es algo que no debería
ser, porque las mujeres cuando quedamos embarazadas
debemos tener cómo educarlos, cómo criarlos, y no tener
que llegar al aborto".
La decisión
La decisión de interrumpir un
embarazo es siempre difícil, se toma en soledad, pero
aunque en algunas genera culpa ninguna dice haberse
equivocado.
Sin embargo nos preguntamos si en
las condiciones en que las mujeres pobres realizan los
abortos hay realmente elección. El conjunto de los
testimonios recogidos nos permite afirmar, que las mujeres
abortan cuando no tienen dudas sobre la imposibilidad de
criar al hijo, cuando en definitiva la interrupción del
embarazo es un hecho palpable ya que responsablemente les
resulta impensable la otra posibilidad.
Intuimos por tanto que el hecho
de practicarse un aborto o continuar con un embarazo no es
expresión de una opción asumida. Las mujeres sienten que
siempre elijan lo que elijan, continuar o interrumpir el
embarazo, no resuelven el problema, ya que en definitiva
las contradicciones que observan y viven las trascienden.
* "Mirá, el mundo está
mal, porque yo cuando quedé embarazada por primera vez,
mi novio y su madre me lo querían hacer sacar. Yo dije
que no, que lo iba a tener. Entonces toda esa ilusión que
yo me hice..., tuve el castigo de mi familia, ¿de qué
sirvió mi decisión? ¡Yo solita contra el mundo!"
* "A veces una chica hace un
aborto, la condenamos, y si lo tiene decimos: mirá es una
puta, tiene un hijo de soltera".
* "Si no puede tener una
cantidad de hijos, ha optado, así como desesperación, y
como quizás no le quedaba otro camino a hacer un aborto,
eso no lo podemos negar, estemos de acuerdo o no".
* "Es una decisión tremenda
cuando uno la tiene que tomar".
* "Yo tuve que tomar esa
decisión y yo aborté, y me costó la decisión, me sentí
muy mal y lo hice y después adopté el DIU hasta la
menopausia".
* "Y me costó horrible,
horas, días, años que pasé mal, mal, pero yo no tuve más
remedio".
* "Dios más me castigaría
si yo los trajera al mundo a pasar miseria..."
La culpa
La culpa es un sentimiento que
las mujeres manifiestan como expresión de una falla
personal por no poder ser buenas madres. Estos
sentimientos se sustentan en una desvalorización de su
propia imagen, en tanto no cumplieron con algunas virtudes
asociadas a la identidad social, asignada a las mujeres.
De hecho las mujeres nacemos para ser madres, según la
ley patriarcal, afrontando la maternidad en cualquier
circunstancia, hasta la más difícil. Son virtudes de lo
femenino: la abnegación, la fortaleza espiritual, la
entrega y generosidad.
Las mujeres que han introyectado
el modelo femenino dominante sienten, al decidir abortar,
que no poseen las cualidades necesarias para acoger a un
hijo. De esta forma se conectan –ya que hay aprendido
que todo embarazo debe ser aceptado– con ideas y
sentimientos que asocian a carencias y limitaciones.
El mismo hecho de haber quedado
embarazada las remite a un error, una equivocación
personal, una falta de previsión.
Observamos entonces que para
estas mujeres el aborto siempre es una práctica
indeseable que, según las circunstancias, puede ser
justificada y las conecta con sentimientos de pérdida y
desvalorización aunque en definitiva se muestren seguras
de la decisión tomada.
* "A ella le quedó una
herida abierta tan grande, sabe que Dios la aceptó y la
perdonó, pero ella no se perdona a ella misma".
* "Pienso que una madre no
se saca ese problema fácilmente de la cabeza, que se lo
pueda olvidar, es un hijo que mató".
* "Y a veces se quitan,
terminan una vida, pero en su arrepentimiento están dando
vida..."
* "Yo creo que ya con cuatro
hijos ya cumplí con Dios".
Las mujeres al referirse al
embarazo enuncian al huevo fecundado o al embrión como un
hijo, las vivencias sentidas se refieren a la relación
madre-hijo; fantasean un vínculo que aún no se ha
establecido en la realidad* y es en esas circunstancias
que deciden. Así planteada la decisión se convierte en
un dilema difícil de resolver, ya que no se trata de
evaluar la situación con todos los factores involucrados
sino de impedir o no la vida de su hijo. Es por ello quizás,
que se cuestione o juzgue duramente la aparente frialdad o
ajenidad que otras mujeres muestran en relación a sus
abortos, ya que no expresarían el duelo de acuerdo a lo
esperado, en tanto madres.
Es en estos casos que las mujeres
entrevistadas sancionan con severidad a sus congéneres:
* "Cómo no vas a aceptar a
un hijo que Dios te está mandando".
* "Yo pienso que muchas
mujeres quedan con secuelas, con problemas psíquicos, no
creo que una madre que se haga un aborto pueda..."
* "...comentan como lo más
normal, estoy embarazada tengo fecha para tal día en la
clínica, mi lo voy a sacar".
* "Hay madres que se hacen
ellas mismas los abortos".
* "Pienso, yo no estoy muy
convencida de que sea un pecado".
* "Pero ella tiene que
quedar sintiendo algo".
Estas mujeres, muchas viviendo en
condiciones de pobreza, otras con apenas lo justo se
sienten entrampadas entre los mandatos genéricos, su fe y
los condicionamientos materiales. Surge también el
entorno en el cual se realizan los abortos; allí duele el
cuerpo, duele la vida:
* "Nunca me hice un aborto
porque es muy doloroso, tengo terror".
* "Con un alambre se hizo un
aborto".
* "Hubo una persona de acá
mismo del barrio que casi se murió en un aborto".
* "Es horrible, para mí fue
horrible...estaba en un estado nervioso y prácticamente
sentí todito, fue algo desgarrador, algo
impresionante..."
Finalmente, quisiéramos terminar
este tema recogiendo lo que las mujeres se preguntan:
* "¿Qué futuro?"
* "Y a vos, ¿te parece
lindo llegar a ese extremo pudiendo evitar?"
* "¿Cómo lo traiga al
mundo, a qué mundo lo traiga, cómo lo cría?"
* "Entonces, ¿tenemos
derecho a veces a pedir o acompañar para que un aborto no
se haga?"
* "Y yo pregunto, ¿ella
eligió quedar embarazada?"
* "¿Tenía derecho a
tenerlo, podrán tenerlo? ¿No hubiera sido mejor que no
lo tengan?"
* "¿Qué forma de no vida
es el anticonceptivo y qué forma de vida es traer otra
vida así?"