Un embarazo no deseado puede
afectar gravemente la vida de la pareja, pero las formas como se
ven afectados el hombre y la mujer son diferentes. Esa
diferencia depende, en primera instancia, del hecho de que el
proceso biológico del embarazo se realiza en el cuerpo de la
mujer. A este dato fundamental e incontrovertible se suman las
ideas que tenga cada quien sobre la decisión que se deba tomar
respecto a un embarazo que no fue planeado.
Un embarazo no deseado puede
perjudicar a la pareja cuando sus integrantes no llegan a un
acuerdo sobre su continuación o interrupción. Si el desacuerdo
es muy grande, puede incluso provocar una ruptura definitiva.
Las mujeres y los hombres
experimentan de manera distinta el embarazo no deseado. Hay
varones que se desentienden del problema y dejan que la mujer lo
resuelva sola; algunos presionan para que aborte y otros para
que tenga a la criatura; unos más apoyan a la mujer para que
tome la decisión que ella considere conveniente.
Las mujeres, por su parte, son
quienes experimentan una presión mayor, y esto por diferentes
razones:
- Son ellas las que
habitualmente asumen la responsabilidad de prevenir un
embarazo.
- Son ellas quienes vivirán
en su cuerpo el embarazo o la interrupción del mismo.
- La definición de la
femineidad, de lo que significa "ser mujer", está
todavía íntimamente relacionada con la maternidad. Se
sigue creyendo que la única vía para la realización plena
de una mujer es ser madre, y
- Con frecuencia, las mujeres
tienen sentimiento ambivalente frente a la maternidad:
desean ser madres, pero no pueden asumir a la criatura ni
moral ni económicamente.
Por ello, un embarazo no
deseado puede provocar en una mujer una gama muy diversa de
reacciones, desde la culpa hasta el rechazo absoluto, desde la
impotencia hasta la voluntad de rehacer su vida tomando
decisiones plenamente responsable.
Deberíamos preguntarnos
también, sobre las consecuencias que el embarazo no deseado
acarrea para la vida futura de la criatura no deseada. Si
hubiera que resumir en pocas palabras la respuesta, no serían
otras que las de abandono y rechazo. Abandono
físico o abandono emocional, rechazo abierto o sutil, pero muy
reales y presentes en personas pertenecientes a todos los
estratos de la sociedad.