Nosotras, mujeres del mundo, en la diversidad
que representamos y en el ejercicio de nuestra ciudadanía, exigimos el
DERECHO A DECIDIR como expresión de LIBERTAD.
Hablamos desde una región donde la conquista
de las democracias esta marcada por fuertes procesos, en los que las
mujeres han sido y son protagonistas.
Históricamente, las ideologías y las
instituciones han restringido los derechos de las mujeres.
Las políticas neoliberales tan solo han
generado más pobreza y exclusión. Hay que erradicarlas para promover
la justicia social y la solidaridad. Sin embargo, es frente al avance de
diferentes formas de fundamentalismos que atentan contra los derechos
civiles y políticos, económicos, sociales y culturales de todas las
personas, en cualquier parte del mundo, que unimos, una vez más,
nuestras fuerzas para denunciar y enfrentar a esa situación.
Los señores de la guerra y todos los que los
apoyan nunca se han preocupado con los derechos de las mujeres.
Son señores de la guerra los que han impuesto
la Ley Mordaza - una regla de restricción financiera adoptada por el
gobierno norteamericano - que afecta directamente a nuestros países,
hiriendo derechos sexuales y reproductivos y prohibiendo cualquier acción
o mención relativa al aborto.
Los derechos sexuales y reproductivos han sido
creados y propuestos por el movimiento de mujeres para hacer que la vida
social sea justa y democrática, y trasladar la idea de igualdad y
libertad de la esfera pública a la privada. Deben ejercerse sin
cualquier tipo de coerción o discriminación, PORQUE SON PARTE DEL
EJERCICIO DE LA CIUDADANÍA. EL DERECHO AL ABORTO ES PARTE DE LOS
DERECHOS HUMANOS. Penalizarlo constituye discriminación y violencia
contra las mujeres.
Los abortos practicados en la clandestinidad y
en la ilegalidad afectan a todas las mujeres, y especialmente a las
mujeres más pobres que, por no tener acceso a servicios seguros, ponen
en riesgo su salud y la propia vida.
Para que se consolide una vida social democrática
es preciso que mujeres de todas las clases, razas y etnias, de todas las
edades, de todas las culturas, con distintas religiones y diversas
orientaciones sexuales, puedan controlar y decidir sobre sus cuerpos,
con el respaldo de un Estado laico.
Exigimos el respeto a la capacidad intelectual
y ética de las mujeres de decidir autónoma y responsablemente sobre su
sexualidad y reproducción.
Exigimos la legitimidad de las distintas
razones por las cuales las mujeres, recurrimos al aborto.
Exigimos que los Estados cumplan los
compromisos asumidos en las Conferencias y Convenciones de las Naciones
Unidas y de la OEA (Organización de los Estados Americanos) -
herramientas que contribuyen a eliminar las desigualdades sociales.
Exigimos a despenalización del aborto como
cuestión de ciudadanía y justicia social.
Exigimos el derecho a interrumpir el embarazo
no deseado sin que se nos acuse o tilde de pecadoras o delincuentes.
Y, finalmente, convocamos a todas la personas y
movimientos comprometidos:
l con la promoción y protección de la vida
digna y de los derechos humanos;
l con la lucha contra la globalización
neoliberal;
l con la sustentabilidad ambiental;
l con la defensa de la justicia social; y
l con la defensa de la igualdad entre hombres y
mujeres,
a sumarse a la lucha por la DESPENALIZACIÓN
DEL ABORTO y por el libre ejercicio de los DERECHOS SEXUALES Y
REPRODUCTIVOS.
Queremos dejar aqui nuestras marcas en el
camino hacia la profundización y defensa de las democracias y el
fortalecimiento de las mujeres latinoamericanas, caribeñas y de todo el
mundo.